SANTIAGO.- Nació en Budapest, estudió en Italia, adoptó la ciudadanía alemana y desde 1998 es el director titular de la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal de Santiago. Hablamos del maestro Gabor Ötvös que, por estos días, esboza una sonrisa y algo de cansancio. Por los recientes conciertos, al aire libre -en La Moneda- y en recintos cerrados, como el Centro de Extensión de la UC, además de los innumerables ensayos una y otra vez para dejar
okey el programa musical 2001.
De hecho, el 22, 23 y 24 de marzo dirigirá "Sinfonía Nº 92, Oxford" y la Misa "Nelson" de Franz Joseph Haydn ("se toca bastante y es uno de mis compositores favoritos"), como parte del ciclo de conciertos del "Sábado joven... en el Municipal".
Luego viajará a Francia y Alemania, para volver en mayo -concierto "Los maestros cantores de Nuremberg"-; en junio vuela a Europa para retornar en octubre y dirigir "Falstaff" de Verdi (31) y el sexto ticket joven con obras de Schubert, Gluck y Berg (13).
En un receso de los ensayos con la Filarmónica, Ötvös se da tiempo para hablar de la ejecución musical en el Patio Los Naranjos, del público del Municipal y del objetivo del ticket estudiantil.
De todo, olvidando -gesto de sencillez- su paso por los escenarios más importantes del mundo (Metropolitan Opera House de Nueva York, Berlin State Opera, Hamburgo State Opera, teatros de Venecia, Nápoles, Toronto, Melbourne, Sydney y Colón de Buenos Aires) y hablando del presente y futuro con un lenguaje mixto entre español e italiano.
"Cuando hablamos (con los músicos), hablamos normalmente en español, pero con expresiones en italiano que es muy claro porque el lenguaje del músico es italiano siempre. Por ejemplo
forte,
allegro non tropo, son expresiones en italiano", aclara.
¿Qué sintió dirigir en el palacio presidencial chileno?
"De hace un año atrás que estaba invitado a La Moneda por el Presidente. Caminando por el patio, le digo al Presidente Lagos
todo el mundo conoce La Moneda por Pinochet, las imágenes dramáticas, terribles. Yo, para el 73, estaba dirigiendo en Nueva York, y desde afuera estábamos informados mucho mejor que ustedes, desde acá. La televisión americana y europea captaba los ruidos de aviones, helicópteros, los ruidos de los fusilamientos... es casi ver las ejecuciones... fue muy dramático...".
Me imagino, entonces, que había una doble lectura de emociones...
"Ingreso al patio, es lindo, pero no salió como esperaba. Yo imaginaba un concierto con entrada libre, el pueblo con el Presidente presente y la música. Fue un poco protocolar, pero había invitados del pueblo. Luego, me saludo con Lagos, la foto oficial, y concordamos que la próxima vez será con entrada libre, con presencia del gobierno pero para el pueblo y no para el gobierno. Con el Presidente, por supuesto, que es el patrón de casa".
¿Qué le pareció la acústica, considerando que fue al aire libre?
"Cuando proponemos hacer conciertos en La Moneda, teníamos la impresión de que habría una acústica bastante buena, dependiendo de las construcciones, los muros... ahora, llevamos una amplificación también, pues para nosotros tocar en el patio es muy difícil. Según los colegas, salió muy bien; la acústica es afectada por los ruidos exteriores, los vehículos, el viento que se lleva la sonoridad, pero parece que la acústica fue bastante buena, con una ligera amplificación".
El maestro Gabor Ötvös recuerda que no es la primera vez que toca en un palacio de gobierno: "Muchas veces en otras partes del mundo, pero es la primera vez en Chile y me parece muy importante por la historia del país. Que ahora es posible hacer en La Moneda conciertos, es una demostración del Presidente Lagos con la música, la cultura".
Es también un gesto de agradecimiento a su labor en la dirección de la Filarmónica...
"Es un honor para mí, es un honor para la orquesta también. Al igual como fue tocar, un día antes, en la Universidad Católica (debut del abono joven del Municipal)".
A propósito de la UC, ¿qué le parece, maestro, el nuevo abono de conciertos para estudiantes?
"Es muy importante, porque en el Municipal y su fiel público falta cierta espontaneidad y algo de respeto con el director y los músicos. La espontaneidad en el Municipal es inexistente. Los jóvenes le darán más vida a los conciertos. Hay aspectos negativos del público adulto: como que cuando el director entra se aplaude, porque el aplauso es una especie de saludo, pero un gran porcentaje de la gente está con los brazos cruzados, mirando la entrada, no saludando nada. En la última nota del concierto, inmediatamente corren fuera. Hay razones naturales, que el taxi, otra cosa... pero es mala educación. Si tiene tiempo de estar dos horas, puede esperar cinco minutos más".
No obstante, reconoce que ese público adulto es "muy importante" para el programa anual del Municipal, con los abonos a conciertos, óperas y ballet. "Son el motor de esto, pero quizá es necesario explicarles que amamos lo que hacemos. Necesitamos un fluido recíproco de simpatía, que no sean aplausos solamente, sino aplausos con sonrisas, eso es una cosa fantástica. Necesitamos integrar a los jóvenes para formarlos en los conciertos".
Ya hay 800 abonados de las mil 300 butacas del recinto para el convenio estudiantil (o menores de 25 años). "Probablemente ayude a mejorar la relación público y orquesta; se requiere igual de cambios biológicos, pues el público es demasiado viejo, una parte, más o menos el diez por ciento, cada año ya no quiere ir a los conciertos, porque tiene problemas de salud, salir en la noche al centro... es un problema".
Aparte del precio de abono ($7.000 para ocho conciertos), ¿qué otros atractivos para el joven contempla este ticket?
"El programa musical es exactamente el mismo que escuchan los adultos, con la misma calidad de solistas; ahora se agregan explicaciones, charlas, contactos con los artistas y pueden asistir con tenida informal ¡Hablamos con el público!".