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Versos mestizos de César Vallejo

"Tahuashando" se titula la investigación de Jorge Guzmán sobre la obra poética de César Vallejo, peruano que vivió el dolor y el rechazo por la mácula de ser un mestizo en un entorno blanco. Entender aquello -escribe el autor- es comprender la lírica de quien firmara el poema "Trilce".

27 de Marzo de 2001 | 09:13 | Marcelo Cabello, emol.com
SANTIAGO.- Clave para muchos intelectuales, entre ellos el escritor Jorge Guzmán ("La ley del gallinero") es conocer y entender la raigambre mestiza del poeta César Vallejo para llegar a la profundidad de su trabajo lírico, reconocido aquí y allá por textos como "Poemas humanos" y "Trilce".

Nacido en Santiago de Chuco, Vallejo vivió intensamente las culturas del blanco y del indígena, amalgama que se trasuntó en sus versosEs por ello que Guzmán, desde su título de doctor en Filosofía y docencia de Castellano, dedicó años a investigar la obra del "Cholo", apuntado como uno de los grandes vates del siglo 20, lo que se trasuntó en "Tahuashando. Lectura lestiza de César Vallejo" (LOM).

Libro en que abundan datos, circunstancias y citas sobre la mixtura blanco e indígena de Vallejo que, a la larga, denotaría en particulares códigos literarios que hicieron más distintiva su poesía. "El componente del código peruano que origina el verso es la autoconciencia lingüística que porta el dialecto popular nuestro y cuyo contenido es la vergüenza de la propia lengua", escribe el autor chileno.

Los padres de Vallejo eran hijos de curas católicos e indias chimú, cruza que se transmitió en cuerpo y mente de este peruano nacido en Santiago de Chuco, en 1892. Lar que está, nótese lo bucólico del paisaje, a tres días de cabalgata de la estación de ferrocarril más cercana.

En medio de expresiones culturales contrapuestas, creció, aprendió a leer y escribir el autor de "España, aparta de mí este cáliz" (uno de sus poemas más políticos, cuando acogió el marxismo). Infancia que soportó estoicamente los aires occidentales, de modernidad, de la lengua hispana peninsular, que buscaban avasallar sus raíces indígenas.

El Cholo, fallecido en 1938, en una lluviosa tarde parisina. Antes ya había escrito alguna rima con ese finalDe sus inicios recibió el rechazo también intelectual, como cuando Clemente Palma, ilustre de las letras incaicas, le dijo: ¿Usted cree señor Vallejo que colocar una imbecilidad encima de otra es hacer poesía?. Todo, porque recibió de un oscuro poeta provinciano, de ceño fruncido y aspecto enclenque, "Poema a mi amada".

Que, entre otras rimas, dice: Amada, esta noche tú te has sacrificado/ sobre los dos maderos curvados de mi beso;/ y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,/ y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

No extraña, entonces, la huida temprana de Vallejo a Europa por ser incomprendido, sin descansar en todo caso en su compromiso con los sectores marginales de Perú con un discurso feroz, lleno de dolor, como firmó en "Los heraldos negros": Y el hombre... Pobre.... pobre! Vuelve los ojos, como/ cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;/ vuelve los ojos locos, y todo lo vivido/ se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

En la soledad de París, en un amor de pareja destruido, en una enfermedad que no lo abandonó, César Vallejo -siempre pensando en su natal serranía (madre, la llamaba)- escribió antes de su muerte -15 de abril de 1938, tarde lluviosa en la capital francesa-: Me moriré en París con aguacero/ un día del cual tengo ya el recuerdo./ Me moriré en París -y no me corro-/ tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
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