BARCELONA.- La escritora argentina Nora Catelli, afincada en Barcelona, obtuvo hoy el XXIX Premio Anagrama de ensayo por su obra "Testimonios tangibles".
La obra, subtitulada "Pasión y extinción de la lectura en la narrativa moderna", nació de la pregunta que se hizo la autora sobre la presencia de las mujeres en la literatura, protagonistas y lectoras, poderosa en el siglo XIX, pero menor en el XX.
En esta edición del Premio Anagrama, dotado con más de 5.000 dólares y al que se presentaron 58 originales, fue finalista "El mal samaritano", de la socióloga española Helena Béjar.
Tras conocerse el fallo del jurado, Catelli explicó que "en una primera parte analiza las figuras de lectores en la ficción de los siglos XIX y XX, en autores como Wordsworth, Balzac, Fernán Caballero, José Mármol, Charlotte Bronte, Flaubert, Clarín, Zola, Woolf o Juan Benet".
En su itinerario literario, Catelli describe un proceso que va desde "la pasión por la letra impresa, a principios del XIX, hasta el temor y el rechazo de su masificación y de su aparente y paralela feminización cien años más tarde".
Precisamente, esa pretendida feminización es rechazada, apunta Catelli, "porque supone la universalización de la cultura", un temor que se acentúa a finales del siglo XX, "justo -dice- en el momento en que se empieza a sentir que los libros pueden desaparecer, o al menos, perder su papel de soporte único de la lectura".
Por esta razón, en la segunda parte del libro Catelli se detiene en cuatro casos concretos, Freud, Conrad, Woolf y Benet, en cuyas obras "las menciones de libros y las escenas de lectura son interpretadas como los lugares donde se profetiza el fin de la literatura o, al menos, su radical transformación".
Nacida en Rosario en 1946, Nora Catelli imparte clases de Teoría de la Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona y es autora del ensayo "El espacio autobiográfico" y de otras obras sobre géneros o autores de la literatura actual europea y americana.
Helena Béjar, por su parte, describe su ensayo como "un libro polémico y políticamente incorrecto sobre "el discutible altruismo del voluntariado actual", especialmente del que practican los jóvenes, en los que "echo de menos un discurso progresista emancipador en el sentido clásico".
A partir de entrevistas con voluntarios de todas las edades y extractos sociales, la autora concluye que "el voluntariado actual se mueve por una mezcla de altruismo y un cierto egoísmo encubierto".
Béjar percibe que los jóvenes de hoy les cuesta construir un discurso, una ideología, ayudados por su apoliticismo y falta de pertenencia al grupo, que les lleva a moverse bien en el terreno del individualismo, como demuestra frases del tipo "hago esto porque me gratifica" o "esto me enorgullece".
