Aunque todo el mundo lo pedía, debieron pasar muchos años antes de que Gilberto Gil y Milton Nascimento grabaran por primera vez un disco juntos. Pero las deudas de amigos, dicen en esta entrevista, se pagan tarde o temprano.
Por Pablo Márquez
(06/04/2001)
El co-piloto abrió la puerta de la cabina, ubicó a los invitados cerca de los controles y todos enmudecieron ante el resplandor nocturno de Belo Horizonte, la imponente capital del estado de Minas Gerais.
La tierra de uno de los presentes, Milton Nascimento, pasaba por debajo del avión y fue en ese momento en que el músico tuvo la certeza de que vendrían buenos tiempos. A dúo, con la otra leyenda que estaba a su lado, Gilberto Gil.
"Veníamos de Salvador (Bahía) y estábamos volando hacia Río de Janeiro", recuerda Nascimento, al teléfono desde su casa carioca, con su portugués de tonos bajos y sonrisa fácil. "Y cuando pasamos por Belo Horizonte me di cuenta de que se había cerrado el triángulo... Veníamos de la tierra de Gilberto, íbamos a la tierra donde los dos vivíamos y estábamos pasando por mis raíces. Eso fue decisivo para lo que vendría después".
Se refiere a una larga conversación, antes de tocar suelo, donde los dos artistas analizaron el pasado, apostaron a lo que vendría en el futuro y no dejaron de preguntarse por qué habían estado alejados el uno del otro durante tanto tiempo. Gil le confesó a Nascimento que hace años había compuesto una canción en su honor, pero que no sabía dónde diablos la tenía guardada. Y se comprometió a buscarla.
"Ese viaje como que cerró una serie de augurios que indicaban la urgente necesidad de hacer algo juntos", explica Gilberto Gil con su tono agudo y quebradizo desde otro punto de Río de Janeiro. "Había una fuerte demanda de la gente que preguntaba por qué no hacíamos algo juntos, pero faltaba la oportunidad precisa. Y después de muchos años, en que nos fuimos acercando más por causa de muchas cosas, llegó el empuje natural para hacer este disco".
El resultado fue "Gil Milton", un álbum de lujo que, después de un par de meses de su edición en Brasil, esta semana llegó a las estanterías locales con una descarga de energía, sangre, pasión y ritmo.
Y aunque Gil y Milton sólo habían trabajado juntos antes en una canción (incluida en el disco "Quanta", 1997, de Gil), su primer proyecto completo fue recibido con aplausos de pie por parte de la crítica y de sus seguidores locales.
"Quisimos celebrar un encuentro de dos amigos, de dos artistas de la misma generación con una historia de contribución considerable a la música de Brasil por la presencia en el mundo que ambos tenemos", cuenta Gilberto Gil sin falsa modestia.
"Los dos pertenecemos a los estados más importantes del país en términos de cultura y música, y quisimos que eso se reflejara en un encuentro de amistad y responsabilidad profesional, en una respuesta a una situación histórica que ambos representamos para nuestro pueblo", sigue el ya canoso cantante.
Genios y Amigos
En la jornada inaugural de Rock in Río III, realizado en enero pasado en Río de Janeiro, más de 200 mil personas corearon, con fuerza, una de las canciones más populares del verano carioca.
Como número de apertura, Milton Nascimento y Gilberto Gil llegaron a la cima de su espectáculo conjunto entonando "Sebastian" (dedicada al santo patrono de Río de Janeiro), la canción promocional del álbum y que luego de un par de semanas en radios ya era todo un éxito en Brasil.
Hablamos de una de las composiciones inéditas de "Gil Milton", todas compuestas alternando la responsabilidad de letras y música. Incluso una de ellas, "Trovoada", comenzó siendo una canción de Gil y terminó firmada por Milton. La solución, entonces, fue dividirla en dos partes.
"Cuando empezamos a mostrar las canciones a otra gente, nadie sabía decir quién había hecho qué en cada una de ellas", se divierte Milton Nascimento. "Este álbum no tiene ninguna canción normal y eso fue precisamente la cosa divertida de trabajar con Gil".
Para Nascimento, el disco también significó romper una sequía creativa de años y así volver a componer con la fluidez de antaño. Y para gente como The Beatles, Fito Paéz y Jorge Ben - que aparecen citados en el disco con los covers de "Something", "Yo vengo a ofrecer mi corazón" y "Xica da Silva", respectivamente- fue la oportunidad de mostrar su importancia e influencia en el trabajo de ambos músicos.
"Los Beatles son muy importantes para nuestra generación, vivimos bajo la presencia muy fuerte de ellos en nuestros años de desarrollo. Y Fito es un artista latinoamericano de una trayectoria importante, un amigo muy cercano de Milton y que representa toda una música de Latinoamérica que nos interesa mucho", explica Gilberto Gil.
"Y cuando estábamos empezando a elegir a nuestros autores contemporáneos brasileños favoritos, justo Ben Jor comenzó a hacer muchos conciertos y participamos en algunos de ellos... Cuando empezamos a hacer este disco sólo nos propusimos cantar las cosas que nos gustan", agrega Milton.
Otra cosa que les gusta, a los dos, es mostrar sus canciones en vivo. Ya hicieron una gran gira por varias ciudades de Brasil - un gran espectáculo gratuito en Botafogo incluido- y en sus planes ya está Sudamérica, parte de Europa y algunos puntos de Estados Unidos. Sin fecha, por cierto, Chile está incluido.
"Me encanta cantar en lugares grandes, abiertos, porque hasta ahí puede llegar el pueblo, toda esa gente que no tiene suficiente dinero para pagar teatros y esas cosas", confiesa Milton. "La gente dice que el pueblo no conoce de música, que no sabe de cultura, pero cuando tienen la oportunidad se interesa y demuestra que saben".
"Lo que a mí me gusta es la amistad. Y este es un disco de amistad, de encuentro entre dos músicos de una presencia importante en el escenario cultural", dice Gilberto Gil. "Se trata de una vieja amistad que no estaba justamente cultivada por los problemas naturales de separación de la vida, pero este disco lo repara... Y todavía me quedan muchos amigos con los cuales me gustaría cerrar esa unión con un disco. Ojalá pueda hacer algo con la mayor cantidad posible".