Por Alejandra Kantor
Entrar en el mundo de lo que conocemos como música antigua, es abrir la ventana para escuchar los sentimientos. El intérprete es un restaurador que atrapa al auditor en lo que es en su esencia, explica Magdalena Amenábar, soprano que ha desarrollado principalmente su carrera entremedio de antiquísimas partituras, en que las más modernas tienen al menos trescientos años.
Curiosamente, su opción no estuvo por la lírica, el camino que la mayoría escoge, y desde sus inicios partió derechamente a encontrarse con los compositores del medioevo, renacimiento y barroco, englobado en la música antigua. En este recorrer por las viejas partituras, ha descubierto que hay dos secretos: la magia de transmitir las emociones más simples y puras sin rodeos, y segundo, la voz no es exigida; no hay sufrimiento para el cantante. Se produce así, esa mística especial que transporta a los auditores a un mundo interior donde cada uno se reencuentra con la esencia, con el pasado y con el misterio de lo desconocido. Esa intimidad, traducida en música y canto, es la clave del arte de Magdalena.
Hija de Juan Amenábar, padre de la música electroacústica en Chile, ella resultó ser su antípoda. Empeñada en abrir una veta interminable, realiza conciertos temáticos como el de la mujer abandonada, el corazón barroco, la esfera armoniosa, detrás del cual hay un profundo estudio contrapuntístico con partituras claves. Ha sido pionera en presentar nuevos repertorios en nuestro país (más de ochenta estrenos), y este esfuerzo le ha valido importantes reconocimientos como el reciente premio al mejor intérprete del 2001, otorgado por el Círculo de Críticos de Artes y Espectáculos.
Con ocasión del cumpleaños de Shakespeare, realizará un concierto especial, centrado en el arte del buen amante, pues según el dramaturgo inglés: Si la música es alimento del amor, tocad sin tregua a fin de que mi alma, ahíta de amor, muera. Acompañada por Daniel Ganum en el laúd, Ricardo Simián en la flauta dulce y Nelson Contreras en la viola de gamba, junto a la actriz Gala Fernández presentarán muchas facetas del mundo en el que Shakespeare estaba inmerso.