NUEVA YORK.- Una novela anónima publicada en Irak, la melodramática historia de amor entre un poderoso soberano y la campesina Zabibah, ambientada en el norte de Irak antes del nacimiento de Cristo, podría haber sido escrita -o al menos inspirada- por Saddam Hussein.
Churchill y Hitler pintaban acuarelas, y Mao Tse Tung escribía poesías, pero hasta ahora nadie se había imaginado a Saddam Hussein en el papel de un Joyce o un Proust. Sin embargo, cuando un diario saudita publicado en Londres, el Al Sharq al-Awsat, vinculó al líder iraquí con la novela de amor, los agentes norteamericanos de la CIA pararon las atentas.
La atención de la CIA se potenció cuando otro diario, el Al-Quds al-Arabi, pro iraquí, sostuvo que la ausencia de críticas tras la salida del libro sugiere "fuertemente" que el autor es Saddam.
La tapa del volumen, en la que una voluptuosa muchacha en un jardín se ve rodeada de cándidas palomas, se limita a afirmar que la novela es obra "de su autor". Con estos elementos, los espías norteamericanos salieron de caza, y finalmente hallaron la novela en una librería de Londres.
Un examen de "Zabibah y el rey" convenció a la CIA de que si Saddam no es el verdadero autor al menos supervisó de cerca su producción, e inspiró sus contenidos.
"El estilo y la fraseología son suyos. Un diálogo entre Zabibah y el rey retoma temas importantes en su pensamiento", se lee en el informe obtenido por el "New York Times", que sintetiza el contenido del libro.
En el libro, según la CIA, Saddam es el rey, un rey que se presenta como un gran líder y que pide ser amado. Zabibah encarna al pueblo iraquí, y el rey -impresionado por su inteligencia- se convierte en su amigo en una relación que, aunque casta, es cada vez más amorosa.
"¿El pueblo necesita medidas severas?", le pregunta él. Y ella responde: "Sí, necesita severidad para sentirse protegido".
Además el libro está transido de antiamericanismo: el capítulo central, en el que Zabibah es violada por un marido al que no ama, alude a la invasión de Irak tras la operación Tormenta del Desierto.
Al final la bella campesina muere: la fecha, el 17 de enero, coincide con el primer bombardeo de Bagdad. El rey también habla a menudo de muerte, y un analista norteamericano explicó por qué: "Leyendo el volumen, estaba de su parte. Esto es lo que quiere Saddam, que la gente se preocupe por él".
Son numerosas, según la CIA, las referencias a la actualidad iraquí: el capítulo final describe un intento de modernizar el régimen concediendo libertad de palabra durante una asamblea, pero todos los oradores terminan mal.
Por ejemplo un aristócrata llamado Nouri Chalabi, modelado sobre un jefe de la oposición exiliado en Londres, es expulsado porque se lo acusa de no haber defendido a su pueblo.
Además, un mercader que hace negocios con los persas es despreciado por haberse hecho rico de manera ilegal, y un militar resulta involucrado en orgías.