PARIS.- Una exposición de 40 fotografías sobre las iglesias de Chiloé, declaradas recientemente Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO, será la ocasión para una delegación de esta región insular chilena de dar a conocer en distintas instancias europeas las particularidades culturales de la región.
Las imágenes de esta exposición, del fotógrafo chileno Jorge Ramírez, corresponden a las 14 iglesias de Chiloé (1.100 km al sur de Santiago), que en diciembre de 2000 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en la 24ª sesión del Comité de Patrimonio de la Unesco en Australia.
Las iglesias de Chiloé representan el único ejemplo en América Latina de una excepcional forma de arquitectura religiosa en madera.
Corresponden a una tradición instaurada por la Misión circular jesuita en los siglos XVII y XVII, enriquecida durante el siglo XIX y continuada hasta nuestros días.
Esta exposición, inaugurada oficialmente este miércoles en la UNESCO, con la participación del secretario general del organismo Koichiro Matsuura, tendrá luego un carácter itinerante y servirá como carta de presentación para dar a conocer la región de Chiloé en distintas instancias europeas, entre ellas el Parlamento europeo.
El senador chileno Sergio Páez, que dirige una delegación de esta región chilena, señaló que la misión del grupo que encabeza es mostrar un patrimonio cultural que no sólo es de los objetos sino también de las personas.
El archipiélago de Chiloé fue colonizado por los españoles a mediados del siglo XVI. La llegada de misioneros jesuitas, a comienzos del siglo siguiente, marcó una huella especial en la organización de la evangelización y, al fin y al cabo, en una arquitectura y en una sociedad criolla que debió adaptarse a las características del lugar.
Debido al aislamiento y a lo alejado de las distintas comunidades indígenas, a las comunicaciones exclusivamente por vía marítima, a la falta relativa de recursos y a la riqueza forestal, los jesuitas aplicaron el sistema de misiones itinerantes, pernoctando en capillas construídas con el concurso de los fieles.
Las iglesias tradicionales de Chiloé, que son el resultado de esa historia, se caracterizan por la utilización óptima de los recursos naturales y por una integración en el contexto social y económico.
Por ejemplo, la torre no sólo es el centro por su significación simbólica en el vértice de las naves, sino también está situada para servir de punto de referencia para la navegación.
La historia particular y la insularidad de la región, que determinó esta arquitectura religiosa particular, también marcó el carácter particular de los habitantes y sus expresiones culturales.
Entre éstas la música, que guardó mucho mejor los elementos españoles porque Chiloé se mantuvo más allá de la independencia como un enclave colonial.
Del mismo modo la gastronomía, elaborada también con los medios limitados pero que forman la esencia misma de una región insular, a saber los productos de la tierra y del mar.
Esta región chilena ha sufrido en los últimos años el impacto económico, y por ende social y ecológico, derivado de la introducción masiva de las piscicultura del salmón.
Según el senador Páez, la delegación que él dirige se ocupará de destacar en las distintas gestiones que realizará en Francia y en Europa también estos aspectos nuevos de la región, pues la base cultural cuyo símbolo podrían ser las iglesias, no puede sino enriquecerse con nuevos aportes que serán integrados a lo esencial, como ya ocurrió durante toda la historia de la región.