SANTIAGO.- Está en pensando en partir de Chile, tras ocho años de residencia en esta tierra en que, según dice Thomas Weigel, "hay tanta vulgaridad en televisión con mucho éxito, y uno con talento tiene apenas para comer... siento que es como dejar a un hijo, pero no me dejan otra alternativa, si no llega algún agente, productor, creo que me cansaré y me iré".
Palabras que, con un tono de melancolía y decepción, brotan de esta multifacético artista nacido en Grenoble. Multifacético, pues detrás de esa fibrosa y atlética figura, de cabellera rubia, hay una inalcanzable voz de jazz, un sutil humor, aunque ácido, otros diez dedos nacidos para la guitarra, y dos pies que luchan contra la gravedad.
Estos dones se pueden apreciar en el circuito underground, en el espectáculo
"Recital de Thomas Weigel", un show que él mismo no tiene muy claro como definirlo: "No sé en verdad lo que es, sólo sé que es mi arte, mi vida", añade este hombre que, además, imparte asesoría de danza en el ballet juvenil de la Universidad de Chile.
"Desde pequeño me gustaron las tres disciplinas: cantaba en los coros de las misas; en la juventud me atrajo la danza y siempre fui muy teatrero, eso de colocar caras y expresarme con el cuerpo. Conecté todo
altiro, y salió mi arte", sostiene Weigel, con cursos en la Escuela de Comedia Musical de Viena y de Opera de Stuttgart.
Su currículo artístico habla de que fue Romeo en
Romeo y Julieta y Armand Duval en
La dama de las camelias, ambas para el Ballet el Teatro Municipal de Aachen, Alemania. Durante dos años protagonizó la versión europea de la producción de Broadway
CATS, de Andrew Lloyd Webber.
Tu reciente espectáculo es una crítica a la idiosincrasia local...
"Reconozco un ofuscamiento en mi show a lo que me ha pasado, como artista, en este país, pero no puedo criticar todo y fuertemente, entonces uso el humor. Es un viaje, pues comienzo cantando algunos temas en francés (homenaje al cantautor Jacques Brel), para que el público sienta que baja conmigo del avión y vea el Chile que veo desde los ojos de un extranjero".
En ese humor, ¿cómo ves al chileno?
"El chileno tiene mucho humor y una capacidad de lucha en la vida, pero también debo reconocer que es un poco hipócrita, cerrado, algo clasista, entonces salen varios personajes así en el espectáculo: la vieja pituca, los que alaban a Dios en las calles que es un elogio, siendo tan pobres, están por ayudar a otros, los dueños de casa y su quehacer un día domingo".
Sorprende Thomas que, tras una hora de guitarra, sentado, te pares y comiences una frenética danza-teatral sin ejercicio, ¿cómo lo logras?
"Antes de inciar el show, hago un trabajo de calentamiento de musculatura de tres horas y media. Activo las piernas, los brazos, la voz para el canto, porque es muy difícil bailar, elongar y saltar después de estar sentado por más de una hora. Por eso, también hago una transición teatral, de caminar, actuar, mirar la guitarra, para que mi cuerpo se concentre en la danza".
En tu show haces un homenaje a Violeta Parra...
"Me gusta el jazz y la armonía, por eso tuve que hacer un arreglo del tema
Gracias a la vida, de Violeta Parra. Me parece una gran creadora que musicalmente es muy sencilla, entonces como el show tiene mucho jazz, variaciones voz y de guitarra, hice un cambio en la canción. La adapté al jazz con mucho respeto".