MOSCU.- El fracaso del estreno mundial de la ópera de Serguei Prokofiev "El jugador", basada en la novela de Fedor Dostoievski, le costó el puesto al director artístico del Bolshoi, Guennadi Rojdestvenski, cuya dimisión es significativa de la deriva del célebre teatro ruso.
El brusco retiro del director artístico, anunciado el 14 de junio, solamente nueve meses después de su nombramiento, dio mucho que hablar en Moscú y fue objeto de un acerbo intercambio de cartas abiertas publicadas en la prensa entre Rojdestvenski y el ministro de Cultura, Mijail Chvidkoi.
Después de haber criticado ásperamente y retirado algunas de las obras programadas por la dirección precedente, el gran director de orquesta puso todas sus esperanzas en la creación mundial de la primera versión de "El jugador", de Prokofiev, obra compuesta en 1915.
Las malas críticas -"No es ni Dostoievski ni tampoco Prokofiev", escribió el semanario "Itogui"- publicadas en la prensa, que Rojdestvenski considera incompetente y mentirosa, agregadas a las dificultades técnicas que tuvo la puesta del espectáculo, hicieron que el maestro se saliera de sus casillas y evocara un "sabotaje" en una carta dirigida a Chvidkoi.
En su respuesta, publicada el miércoles por el diario "Izvestia", el ministro recuerda a Rojdestvenski que fue "llamado al Bolshoi para ser su director artístico recibiendo todos los poderes que le habrían permitido participar activamente en la convalescencia de este establecimiento único, pero gravemente enfermo".
Chvidkoi, que reconoce que "las relaciones de trabajo dentro del elenco impedían su buen desarrollo artístico" desde hace años, asegura que esperaba al nombrarlo que "ese grandioso trabajo de reforma del Bolshoi seduciría" a Rojdestvenski.
Al ser nombrado, en septiembre pasado, el maestro, que acaba de cumplir 70 años, había anunciado que se hacía cargo del timón de "un barco a la deriva" y no escatimó las críticas a la dirección anterior, tanto por su gestión financiera como por su programación artística.
Y mientras el teatro Maniinski (ex Kirov) de San Petersburgo logra éxito tras éxito, el Bolshoi, que cerrará por obras de restauración de 2002 a 2005, se transforma poco a poco en barco fantasma.
Una prueba más de ello: por segunda vez desde su inicio en 1969, ningún bailarín del Bolshoi fue premiado en el Concurso Internacional de danza de Moscú, que terminó el 18 de junio.
Rojdestvenski, quien está ligado por contratos internacionales "hasta 2004", había lamentado al asumir el cargo la desigual calidad lírica de la distribución y criticado las partidas intempestivas de los artistas hacia el extranjero, donde son mucho mejor retribuidos.
En su carta a Chvidkoi, el músico asegura que deseaba sacar al Bolshoi del "diletantismo" y devolverle todo su brillo a esta institución bicentenaria, calificada por el presidente Vladimir Putin de "símbolo de la cultura rusa" y que es todavía el "sueño" del gran tenor español Plácido Domingo.
Rojdestvenski no logró su objetivo y pide hoy a "todos aquellos a quienes importa la cultura musical rusa que den su opinión sobre lo que ha pasado en la prensa y juzguen objetivamente a los bribones" de los que él se considera víctima.