SANTIAGO.- El venidero 20 de diciembre cumplirá 84 años, y por estos días se le ve bien físicamente y se le escucha mejor, como lo pudieron percibir quienes asistieron al lanzamiento del libro
Gonzalo Rojas y el relámpago, un volumen de ideas y críticas sobre la obra de este poeta, vertidas en un encuentro internacional realizado en octubre del 98, en Concepción.
"Es como el escrito
La metamorfosis de lo mismo, pasan los años y seguimos siendo los mismos. A mí que me saquen los ceros, porque no veo mucha diferencia entre los ocho y los ochenta años", afirma este hombre, oriundo de Lebu, tierra adonde llevó a los participantes del ciclo-homenaje a ver romper las olas en las rocas y "comer los mejores mariscos".
Aquella cita en la ciudad penquista aglutinó a diversas personalidades de la talla de Fabienne Bradu (México), Félix Martínez (Estados Unidos), Michael Nerlich (Alemania) y a otros tantos intelectuales que participaron en mesas redondas, como Eugenio Montejo (Venezuela), Antonio Fernández (Argentina), Jorge Cornejo (Perú), por nombrar algunos.
Muchas voces nacionales de la lírica, del teatro, de la plástica, del teatro, de la música. De esta última área, se recuerda al conjunto funky "Mama Soul" que, inspirado en poemas de Gonzalo Rojas, compuso "Rotación y traslación", que tiene una simbología asociada a la santería cubana.
"Me vi con la sorpresa de que una funcionaria de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos me invitó a hablar de aquel encuentro, ya que tenían todo, todo lo que se había dicho, incluso material de prensa, y les parecía interesante", recuerda el Premio Nacional de Literatura 1992 y autor del volumen erótico
¿Qué se ama cuando se ama?.
Y añade Rojas: "Fue un encuentro hermoso, mi generación, la del 38, es decir, cuando teníamos unos 20 años, era variada, había unas doce corrientes que disentían, dialogaban, eso, dialogábamos, eso que falta mucho ahora antes existía: ¡el respeto! Fue un encuentro raro, por un lado estaba Volodia Teitelboim (militante comunista) y por el otro Miguel Serrano (de ideas nacionalsocialistas)".
De esa mescolanza salió este texto de la División de Cultura del Ministerio de Educación, una especie de "deuda" de su director, Claudio di Girólamo. "Le pido disculpas a mi amigo Gonzalo Rojas por la demora, han pasado tres años", le dijo, al tiempo que le leyó un minicuento que, a su juicio, retrata la personalidad poética del homenajeado, en sus años de infancia, cuando se sorprendió por el "relámpago" de inspiración.
Y el vate que agradeció: "Me parece una preciosidad, estoy muy contento, no caigo en la vanidad ni escapo al festejo, porque no es frecuente que se haga este saludo con un reconocimiento tan consistente como la publicación de una suma de trabajos eruditos, pero a la vez muy dinámicos, muy creativos. Veo que es un saludo mayor".
Don Gonzalo, le cambió mucho la vida tras publicarse sus poemas amatorios?
"No me ha cambiado mucho la vida, casi nada; estoy lleno de trabajo en Europa, Estados Unidos, en América y aquí; vivo en un recodo muy cerca de las Termas de Chillán y un río pasa por adentro de mi casa, pero eso es un proyecto de aislarme, la verdad es que no me puedo apartar del mundo narrativo".
Mundo narrativo que le ha otorgado los premios Reina Sofía (España, 1992, "fue una preciosa ceremonia"), Nacional de Literatura (Chile, 1992), Octavio Paz (México, 1998, "tremendo intelectual que me recordó a días de su muerte que el premio era a la poesía y el ensayo, en eso último nadie como él"), José Hernández (Argentina, 1999, "distinción que me entregó el propio Menem").
¿Qué se viene a futuro? La propia Biblioteca Nacional está preparando un segundo volumen, como respuesta a
¿Qué se ama..., que tiene que ver con el Thanatos (muerte). "Si el otro era el eros, la vida, la pasión, el amor, el que viene,
Réquiem de una mariposa tiene que ver con la muerte, pero no la que termina con la vida, sino con esas pequeñas muertes de la vida cotidiana, que lo van a uno gastando".
Y un tercer título será
Al silencio, que alude al nombre de un poema escrito por Gonzalo Rojas años atrás. "Esta vez -aclaró- se trata de pulir la palabra, cuando se llega a un encallamiento, como dijo Octavio Paz. Estoy por limpiar las últimas asperezas de la palabra, aunque a veces hay que repetir las palabras para que se entiendan".
Reflexión de un obsesivo con la precisión y belleza de las palabras, al ser enunciadas, omitidas o detenidas en un tiempo poco acostumbrado. De eso ya trae el libro
Gonzalo Rojas y el relámpago, compilado de pensamientos críticos sobre la obra de uno de los poetas más leídos y estudiados del Chile del siglo 20.
Crítica del libro "¿Qué se ama cuando se ama?"
Vida literaria y doméstica del poeta