GIJON.- El escritor inglés Ian Watson, presente en la Semana Negra de Gijón, recuerda como una de las experiencias más enriquecedoras y duras de su vida los meses pasados trabajando codo a codo con el realizador Stanley Kubrick en el guión de la película "Inteligencia artificial", y calificó al célebre director como "un niño caprichoso y multimillonario".
"Era fascinante y fatigoso trabajar con él. No reparaba en gastos siempre que pudiera llevar adelante lo que quería hacer, y después lo desechaba sin razón aparente", explica Watson.
Kubrick y Watson adaptaron el relato de Brian Aldiss "Los superjuguetes son para el verano" para el director de "Ojos bien cerrados", aunque finalmente quien haya llevado el proyecto a la pantalla haya sido Steven Spielberg, en una película ya estrenada en Estados Unidos con gran éxito.
El método de trabajo que ambos siguieron expone de forma clara el carácter del director inglés. Watson fue uno de los escritores a los que se encargó una prolongación del relato original, y resultó el escogido para trabajar en firme en el guión.
Director y escritor se reunían cuatro veces por semana para charlar sobre el tratamiento de la historia, y al final de ese proceso, Watson escribía un breve tratamiento con las conclusiones. Entonces Kubrick lo ponía en un cajón y volvían a empezar a la semana siguiente desde otra perspectiva.
"Me encontré durante meses escribiendo para una sola persona. Me pagaba muy bien, pero resultaba algo frustrante, en particular cuando Kubrick me decía, de cuando en cuando, que lo que estábamos haciendo cuando él se sentía más contento era algo que no se podía llevar a cabo con las actuales tecnologías cinematográficas", dice Watson.
El escritor inglés se sintió incluso algo descorazonado cuando Kubrick introdujo en los trabajos a una escritora de cuentos de hadas fantásticos, Sarah Martin, porque pretendía dar un toque algo más humano y sentimental a la historia.
"Kubrick siempre dijo que no hacía dos veces películas del mismo género, y me insistía en que Inteligencia artificial no debía tener nada que ver con 2001, que le parecía demasiado fría. Quería pasión, y cuando lo de Sarah no cuajó (a mi juicio, afortunadamente, porque no creo que encajara en lo que se quería hacer), pensó en que Steven Spielberg dirigiera la película por darle ese mismo tono", señaló el escritor inglés.
A la postre, el proyecto recaería totalmente en manos del "rey Midas" de Hollywood, con el que Watson no ha tenido ningún contacto personal; de hecho, el guionista ni siquiera vio aún la película realizada a partir de su trabajo, "aunque las referencias que tengo es que se respetó en gran medida lo que escribí. Y las imágenes sueltas que vi son muy prometedoras".
Watson, considerado uno de los escritores más imaginativos de la actual ciencia ficción inglesa, no se siente tentado a repetir la experiencia en el cine: "Trabajé con Kubrick porque era algo que podía hacer sin salir de Inglaterra, y él era una persona con una mentalidad europea en lo creativo. El proceso de trabajo hollywoodiense no me atrae en absoluto. Y lo que se está haciendo con la ciencia ficción me desagrada especialmente: no comprendo cómo una película hueca como Matrix puede tener más éxito que alguna tan interesante como Dark city, por ejemplo".
Autor de una treintena de novelas, media docena de ellas traducidas al castellano (destacando títulos como "Empotrados" o "Embajada alienígena"), Watson pretende seguir trabajando en la ciencia ficción: "Es el género que me permite tocar en forma de parábola los aspectos más oscuros de la condición humana. La ciencia ficción es hoy más válida que nunca".