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Fracasa recurso legal contra sangrienta acción de arte alemana

Los detractores del artista Wolfgang Flatz quemaron hoy su último cartucho y fracasaron en el intento de impedir su propósito de arrojar esta noche, en Berlín, una vaca muerta desde un helicóptero, en el marco de un "happening" que lleva el título "Fleisch" (Carne).

19 de Julio de 2001 | 13:12 | DPA
BERLIN.- Los detractores del artista Wolfgang Flatz quemaron hoy su último cartucho y fracasaron en el intento de impedir su propósito de arrojar esta noche, en Berlín, una vaca muerta desde un helicóptero, en el marco de un "happening" que lleva el título "Fleisch" (Carne).

El tribunal administrativo de Berlín rechazó hoy una denuncia presentada por una niña de 13 años, que solicitaba la prohibición del espectáculo. Los jueces explicaron que comprenden que gran parte de la opinión pública "deteste" el proyecto de Flatz, pero consideraron que nada ni nadie obliga a la menor a presenciar el acto.

Flatz, que reside en Munich, quiere arrojar la vaca desde una altura de 40 metros, al tiempo que cuelga desnudo y ensangrentado desde una grúa. El artista ha explicado que en el momento de estrellarse al suelo, en el interior del animal estallarán fuegos artificiales.

El propio Flatz ha explicado que su intención es hacer palbable "el miedo extraño" que sentirían los seres humanos al tener un contacto directo con carne.

El catedrático de estética Bazon Brock, de la ciudad alemana de Wuppertal, consideró que el proyecto de Flatz no tiene "nada que ver" con arte. "Es la ansiedad de una sociedad degenerada por orgías de sangre artificiales", explicó a DPA.

El comisario del museo contemporáneo Hamburger Bahnhof, Eugen Blume, situó el proyecto de Flatz en la tradición artística de los años 60 y 70, cuando los artistas aún provocaban.

Flatz, de 49 años, tiene cierta fama como artista de ideas y proyectos que bien podrían definirse como originales.

En una ocasión, se convirtió en blanco de dardos (el primero que dio en la diana se llevó un premio en metálico), y en otra, utilizó su cuerpo como una especie de badajo de campana hasta quedar inconsciente, en una sinagoga de Georgia.
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