LOS ANGELES.- El actor Nicolas Cage, de 37 años, entró este martes en el selecto club de famosos que dejaron para la posteridad las huellas de sus manos y pies en el cemento húmedo, frente al legendario Teatro Chino de Hollywood.
La tradición de dejar sus huellas a la entrada del teatro comenzó en 1927, cuando la actriz Norma Talmadge caminó por accidente en el cemento húmedo de la acera y el propietario del cine, Sid Grauman, decidió conservar la evidencia de su visita poco después de la inauguración.
Desde entonces esta tradición ha servido para inmortalizar a actores y actrices y dar publicidad a sus nuevas películas.
"Captain Corelli's Mandolin", que Cage protagoniza junto a la actriz española Penélope Cruz, se estrena en los cines norteamericanos el próximo viernes.
No sólo manos y pies, también huellas más originales como las de las trenzas de Whoopi Golberg, de la rodilla de Al Jolson, la nariz de Jimmy Durante y la pierna de Betty Grable decoran la entrada del cine, visitado por miles de turistas cada año.
"Solía venir aquí cuando era niño", afirmó el actor durante la ceremonia. "Y miraba a todos mis ídolos, como Humphrey Bogard, sus manos y pies y pensaba 'Dios mío, sería fantástico si un día esto me sucediese a mí', y finalmente me sucedió", agregó emocionado.
Pese a que la prima de Cage, la actriz y directora Sophia Coppola -hija de Francis Ford Coppola- no pudo asistir a la ceremonia, Cage recibió el apoyo de otros familiares y amigos, incluida su novia Lisa Marie Presley, Jim Carrey y Jay Leno.
Nicolas Cage, que decidió dejar la educación secundaria para convertirse en actor, ganó un Oscar al Mejor Actor por su interpretación de un guionista alcohólico en "Leaving Las Vegas" (1995).
Sus películas van de comedias como "Peggy Sue Got Married" y "Honeymoon in Vegas" hasta filmes de acción como "Con-Air" y "Gone in Sixty Seconds".
Recientemente pudimos verlo en "Snake Eyes" -dirigida por Brian De Palma- y, tras "Captain Corelli's Mandolin", el próximo otoño (boreal) volverá a la gran pantalla con "Windtalkers", que narra la historia de los indios navajos que durante la Segunda Guerra Mundial crearon un código que nunca pudo ser descifrado por los japoneses.