LOS ANGELES.- Durante años, Hollywood se especializó en películas escapistas protagonizadas por terroristas extranjeros y edificios en llamas, pero ahora está dispuesto a repudiar este género que, por desgracia, es "demasiado real".
En general, las películas de desastres, las explosiones y la violencia han sido el pan de una industria que ha conseguido con esta fórmula algunos de sus mayores éxitos de taquilla. Pero después del pasado martes 11 de septiembre han pasado a ser un tema tabú.
"El mundo cambió el martes y está claro que lo que ayer considerábamos un espectáculo, no lo es hoy ni lo será mañana", declaró a la prensa Amy Pascal, al frente de los estudios Columbia.
"Die Hard", "Air Force One", "The Rock" o "The Siege" son algunos de los ejemplos más claros de este género que ha dominado durante años.
Dino De Laurentis subió a King Kong en lo alto del Empire State, en "Independence Day" los marcianos destruyen la Casa Blanca y Godzilla campeó a sus anchas por un Nueva York destruido en la película del mismo título.
Sin embargo, como indicó Chris McGurk, vicepresidente de los estudios Metro Goldwyn Mayer, "se trata de algo que nadie había visto antes en la realidad. Lo que ha hecho (el atentado) es poner en perspectiva lo que hacemos aquí".
La visión el pasado martes de la destrucción en directo de las Torres Gemelas, derrumbadas en un instante ante de los ojos de los espectadores, ha generado tal repulsa que Hollywood no quiere ni oír hablar de un edificio en llamas.
"Las nuevas reglas son nada de bombas en aviones, nada de bombas en edificios", resumió el productor Jon Landau, cuyo mayor éxito fue el hundimiento de un barco en "Titanic", película que gracias a su recreación de uno de los mayores desastres de la historia naval consiguió 1.830 millones de dólares en todo el mundo.
Las primeras víctimas de esta nueva moral de Hollywood fueron "Collateral Damage" y "Big Trouble", ambas retiradas de la cartelera antes de ser estrenadas por estar relacionadas con el mundo del terrorismo, ya sea en serio, la primera, o en broma, la segunda.
También ha sido suspendida la publicidad de "Spiderman", filme que se estrenará el próximo año pero que en los carteles mostraba al "hombre araña" tendiendo sus redes en medio de las Torres Gemelas.
Incluso ha sido cancelada la publicidad de "The Last Castle", película de cárceles pero cuyo cartel muestra la bandera americana desplegada boca abajo, un gesto poco patriótico ahora que la mayoría de los hogares estadounidenses han izado la bandera en la puerta de sus casas en recuerdo de las víctimas del atentado terrorista.
Otros futuros estrenos como "Nose Bleed", la próxima película de Jackie Chan, tendrá que sufrir grandes cambios incluso después de estar rodada, porque el protagonista de esta cinta de acción es un limpiaventanas de las Torres Gemelas.
Lo mismo ocurre con "Men in Black 2", comedia negra actualmente en rodaje que iba a acabar con una última batalla contra los marcianos con el World Trade Center como telón de fondo.
En este afán de Hollywood de alejarse de todo lo que pueda traer a la memoria el horror de la realidad vivida esta semana está la ironía de que, sobre el papel, nadie hubiera aceptado la secuencia de acontecimientos del pasado martes como creíble.
"Tener cuatro u ocho personas dispuestas al suicidio el mismo día a la misma hora no parece una amenaza creíble", asegura en el periódico "Los Angeles Times" el escritor Tom Clancy, especialista en tramas de intriga política llevadas a la pantalla como "Clear & Present Danger" o "Patriot Games".
Pero la realidad supera una vez más a la imaginación y la verdad es que los secuestradores kamikazes fueron 19.
Ray Bradbury, escritor de ficción autor de "Farenheit 451", coincide con Clancy en la idea de que nadie se hubiera atrevido a considerar un guión en el que cuatro aviones comerciales secuestrados fueran convertidos en armas de destrucción masiva.
A pesar del buen comportamiento demostrado por Hollywood a la vista de la reciente tragedia, el realizador Ed Zwick no está tan seguro de que esta repulsa por el género de desastres vaya a durar.
"En mi experiencia, cada vez que ocurre una catástrofe todos decimos que nunca volverá a ser lo mismo. Pero gradualmente se vuelve la normalidad", comenta el director.