SAN SEBASTIAN.- La segunda película de España que compite este año en el Festival de Cine de San Sebastián, "Juana la Loca", de Vicente Aranda, decepcionó a la crítica internacional que la comparó con un telefilme histórico convencional.
La cinta, protagonizada con oficio por Pilar López de Ayala, se centra en la historia de la hija de los Reyes Católicos que, traicionada sucesivamente por su padre, su marido y su hijo, fue encerrada por supuesta demencia en el Castillo de Tordesillas.
La película apenas trata la conjura política que, con el apoyo de gran parte de la nobleza de la época, llevará al trono al que sería Carlos I de España y V de Alemania.
Por el contrario, el filme explora hasta la saciedad las razones sicológicas y emocionales de la reina, que, perdidamente enamorada de su esposo, no oculta sus celos -como era habitual en la época- ante los continuos engaños de éste.
Con una estructura algo vetusta y simple -el critico británico del diario "The Guardian" Derek Malcom señaló que parecía filmada en la década de 1940- y el abuso permanente de una voz en "off" que va explicando los hechos, la cinta tampoco se salva por los decorados y la ambientación general.
"Juana la Loca" incurre en clamorosos fallos de verosimilitud, como mostrar a un mensajero que tras hacer a caballo el viaje entre Madrid y Bruselas, llega a la corte flamenca con su traje sin una mota de polvo.
El crítico mexicano Leonardo García Tsao dijo a EFE que tal vez el resultado hubiese sido diferente si Aranda hubiera tomado en cuenta la experiencia del francés Patrice Chereau, cuya "Raina Margot" "es un ejemplo de cómo se puede tratar un asunto histórico de una manera moderna".
El propio Aranda parece haber sido consciente de la convención formal que aplica: "Esta es mi película 24 -afirmó tras el pase- y declaro que no tengo la menor intención de aplicar fórmulas innovadoras o al uso".
La otra cinta que compitió hoy por la Concha de Oro fue la china "Butterfly Smile", de He Jianjun, considerado uno de los mejores representantes de la llamada "sexta generación" de directores de esa nación, a pesar de que su filmografía se reduce a dos largometrajes aparte del presente: "Red bead", de 1993, y "Postman", de 1995.
La película china narra la historia de una modelo cuyo marido celoso contrata a un fotógrafo para que la siga. Al volver a su casa tras un día de trabajo, la mujer atropella a un hombre y escapa.
El fotógrafo ve la escena pero no la denuncia y trata de ayudar a la modelo a que asuma su responsabilidad.
Se trata de un filme correcto, poético por momentos, que muestra que con medios escasos se puede hacer una película digna y alejada de los rutinarios modelos de Hollywood.
También hoy, pero fuera de concurso, se pasó "Hotel", del británico Mike Figgis.
Figgis declaró tras la proyección que como en otras de sus cintas, la mayoría de los actores debieron improvisar los diálogos.
"La película trata de un equipo de rodaje que vive y filma en Venecia. Están haciendo una versión de 'La duquesa de Amalfi' del contemporáneo de Shakespeare, John Webster".
A partir de ese tema, la trama incluye un intento del productor para asesinar al director, el subsiguiente control que el primero asume de todo el proyecto y la gradual transformación de los empleados del hotel en vampiros.
La cinta fue filmada en formato digital con una pequeña y liviana cámara que se montó sobre una plataforma para evitar que oscilara.
"El otro elemento que resultó innovador -añadió Figgis- fue la lente de visión nocturna, diseñada originalmente para filmaciones de historia natural. Fue muy útil. Hay escenas en las que los actores no se veían unos a otros y que sin embargo quedan perfectamente nítidos en la cinta".