LOSANGELES.- Los estudios Disney se preparan para conmemorar el centenario del nacimiento de Walt Disney con la nueva edición de uno de sus clásicos, "Blancanieves y los siete enanitos", el mejor ejemplo de la magia de este mundo animado.
El primer largometraje de dibujos animados fue bautizado como "la locura de Walt" antes de su estreno en 1937, calificativo que una vez en las pantallas fue sustituido por el de obra maestra, éxito de taquilla o, simplemente, la película con la que se han criado muchas generaciones de espectadores.
"Es un hecho que los que hacen posible el cine de hoy, desde Spielberg a Scorsese pasando por Lucas, tienen como primer recuerdo cinematográfico las películas de Disney y en especial Blancanieves", afirma Don Hahn, productor de éxitos como "El rey león".
Los estudios han decidido celebrar el primer centenario del nacimiento de Disney, el próximo 5 de diciembre, ofreciendo a una nueva generación de espectadores las aventuras de "Blancanieves y los siete enanitos" en vídeo y, por primera vez, en DVD.
"Creo que son los sentimientos cálidos que tienen los personajes y las emociones que nos hacen sentir lo que ha convertido esta película en una obra inmortal que llega a todas las generaciones", explica Ollie Johnston, uno de los animadores que, trabajando estrechamente con Disney, hizo posible el filme.
Fue una producción con dos millones de dibujos y bocetos de los que 250.000 dieron vida a estos personajes en una historia que dura poco más de 80 minutos inspirada en el popular cuento de los hermanos Grimm.
Eso sí, el precio fue de un millón y medio de dólares, una nimiedad en estos momentos pero una cifra que en 1937 estuvo a punto de llevar a la bancarrota a los estudios creadores de Mickey Mouse.
"Nunca nos dimos cuenta de que estábamos haciendo historia, sólo de que Walt le estaba dando forma al corazón del espectáculo con su película", recuerda otro de sus animadores, el octogenario Frank Thomas, que como muchos otros que han visto el filme no puede evitar sus preferencias por "mudito", el séptimo de los enanitos.
La nueva versión de este clásico también será una novedad para aquellos conocedores de la película, incluyendo material extra con escenas nunca vistas de este largometraje, que Disney dejó fuera del filme por falta de dinero, excesivo metraje o porque asustaba mucho al público.
Entre ellas están las escenas en los que los enanitos aprenden a comer la sopa sin ruido, le fabrican la cama a Blancanieves o discuten sobre el futuro de su princesa. Otra novedad en esta edición es la voz de Barbra Streisand interpretando la canción central del filme.
"Ha descubierto esta película no hace tantos años, gracias a su sobrina, y desde entonces existen deseos de trabajar de forma conjunta", aseguró Hahn.
Además se encuentra la posibilidad de conocer los archivos de los estudios Disney participando en una subasta en la página de internet de Ebay (www.ebay.com), donde el ganador no sólo verá de cerca los originales del filme sino que comerá con Roy Disney, sobrino de Walt y al frente de la compañía, en el restaurante situado en el edificio que flanquean los siete enanitos.
Los aires de celebración de esta nueva versión restaurada de "Blancanieves y los siete enanitos" se han visto afectados por el clima generado por los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre, que llevó a la cancelación del estreno mundial organizado en el teatro "El Capitán".
Sin embargo, sus creadores esperan que la mágica inocencia de Blancanieves prevalezca en la actualidad de la misma forma que lo hizo hace más de siete décadas, cuando Estados Unidos estaba sumido en su peor depresión económica.
"El mayor logro de Walt Disney es que, no importa todos los problemas que hubiera, consiguió lo que siempre quería, que era entretener a la gente", señala Thomas en honor de una de las figuras más veneradas del cine.
La ternura en estos recuerdos no significa que los tres años de producción de este clásico fueran tan divertidos como el producto final. "El mejor recuerdo de Blancanieves era llegar todos los días a las ocho de la mañana a hacer algo así. El peor eran las ocho y media, cuando no sabías cómo hacerlo", bromea Thomas.