LOS ANGELES.- El Oscar vuelve a casa con la inauguración hoy en Hollywood del Teatro Kodak, nuevo hogar de estas codiciadas estatuillas que regresan al barrio que las vio nacer y al que esperan dar un nuevo esplendor.
A este galardón le ha costado 74 años tener casa propia, ya que toda su historia ha sido de prestado y ha pasado desde los salones del Hotel Roosevelt que le vieron nacer, hasta el escenario del auditorio Shrine, donde el pasado año tuvo su última cita con la fama.
Ahora el peregrinaje ha llegado a su fin con la inauguración del Teatro Kodak, parte del espectacular complejo comercial de la compañía canadiense TrizecHahn, que hoy se mostró a los invitados y mañana, viernes, al público, y está valorado en más de 615 millones de dólares.
Bajo el nombre de Hollywood & Highland, las dos calles que encuadran su esquina principal, el complejo comercial quiere ser una catálisis para la economía de esta histórica área de Los Angeles que en las últimas décadas había perdido todo su brillo.
En palabras del ex alcalde de Los Angeles Richard Riordan, se trata del "renacimiento de Hollywood" o, según el director ejecutivo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, Bruce Davis, del "final de un gran bochorno".
"Muchos de nosotros nos hemos sentido avergonzados de que el nombre que es sinónimo de nuestra forma artística se haya convertido en un lugar tan tirado", indicó Davis a la prensa en referencia a la palabra Hollywood.
Ahora las prostitutas y pandilleros que durante años habitaron el bulevar de las estrellas han dejado paso a un nuevo marco para las letras que dan nombre a la meca de los sueños, visibles entre los arcos que forman la entrada principal al teatro Kodak, inspirados en los decorados de la película "Intolerancia".
Al otro lado de esos mismos arcos, el Hotel Roosevelt podrá contemplar el regreso al barrio natal de ese hijo pródigo llamado Oscar.
"Será la primera vez que hagamos la entrega de los Oscar en un lugar especialmente diseñado para nuestra ceremonia, desde el escenario hasta la acera", confirmó un eufórico Davis.
Diseñado por David Rockwell, el teatro cuenta con 3.500 butacas organizadas en tres balcones con un aire de teatro de ópera europeo, donde la escalera central está coronada por un gran "chandelier" en el techo mientras abundan los detalles en bronce.
El ambiente regio de este nuevo hogar para el Oscar cuenta con todos los detalles para hacer de la ceremonia de entrega una velada para recordar.
La lista va desde el "centro de televisión" hidráulico desde el que se podrá retransmitir sin problemas la ceremonia, la sala de prensa para 1.500 periodistas, 3.000 plazas de garaje y ocho cuartos de baño, con 11 servicios los de caballero y 22 los de mujeres.
"Luz, cámara, sonido, todo es ideal para el espectáculo", insistió Davis.
Además está la disponibilidad del gran salón de convenciones que forma parte del complejo comercial Hollywood & Highland en el que se podrá celebrar la cena con la que concluye la ceremonia de los Oscar, así como un recorrido ya pensado para la alfombra roja con las letras de Hollywood de telón de fondo.
La Academia tiene un contrato por 20 años para celebrar su entrega anual en este teatro, valorado en 94 millones de dólares de los que la casa de productos fotográficos Kodak-Eastman ha puesto 75 millones por bautizar el recinto.
El resto del año, tanto el teatro como el centro comercial, vivirán de la gloria que le dará esta ceremonia y que sus organizadores esperan que se traduzca en el oro que traigan esos turistas en busca del "glamour" de Hollywood.
"Se va a convertir en la piedra de toque para la revitalización de Hollywood y del bulevar de las estrellas", confirmó el concejal Eric Gracetti.
Por supuesto que tampoco faltan las protestas, procedentes de los vecinos que temen que con la presencia del Oscar se hayan acabado los días de la paz y la tranquilidad en la zona, aunque son muchos más los que esperan su regreso con anticipación.
Al fin y al cabo, como recuerda una de las inscripciones en el suelo de este nuevo complejo, quién no sueña con la idea de ser otra Lana Turner, "aquella quinceañera en camiseta tomando un refresco a la que un día se le acerque una persona y le diga: ¿Te gustaría ser actriz de cine?".