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Corporación Museo del Salitre se adjudicó bienes de Humberstone y Santa Laura

Ambas oficinas fueron subastadas en 120 millones de pesos y en ellas se planea crear un museo al aire libre que recuerde la historia del salitre, y el gran auge y desarrollo que significó para Chile a fines del Siglo XIX.

17 de Enero de 2002 | 17:48 | EFE
SANTIAGO.- La Corporación Museo del Salitre se adjudicó hoy los bienes de las ex oficinas de explotación Humberstone y Santa Laura, donde planea crear un museo al aire libre que recuerde la historia de este mineral, y el gran auge y desarrollo que significó para Chile a fines del Siglo XIX.

Ambas oficinas fueron subastadas en 120 millones de pesos y la Corporación, que preside el senador Sergio Bitar, hizo la única oferta.

Los terrenos de Humberstone y Santa Laura ocupan una superficie de 508 hectáreas y el año pasado se solicitó a la UNESCO que las declare patrimonio de la humanidad.

El propósito de su Corporación es restaurar las oficinas devolviéndoles sus características originales, mostrándolas tal como lo hizo la telenovela "Pampa Ilusión", que lideró la sintonía chilena en 2001.

Estas oficinas salitreras se localizan a 50 kilómetros al este de Iquique.

Fueron construidas a fines del Siglo XIX por la Peruvian Nitrate Company y por la firma Barra y Riesco, constituyéndose en importantes testimonios de la historia de Chile y del desarrollo en el Desierto de Atacama, el más seco del mundo.

Las oficinas salitreras se constituyeron en verdaderas ciudades en medio del desierto. Contaban con energía eléctrica, redes de agua potable, piscina y hasta teatro.

Además de ser la principal fuente de riqueza del país entre fines del Siglo XIX y comienzos del XX, las oficinas salitreras fueron la cuna de los primeros movimientos sociales debido a las duras condiciones de explotación del trabajo en ellas.

Tras el descubrimiento del salitre sintético a más bajo precio, la industria en Chile mermó considerablemente y Humberstone cerró sus puertas en febrero de 1960, tras una larga agonía.

Al año siguiente fue puesta en venta junto a otras oficinas, aunque posteriormente pasó a manos del Estado.

En 1970 las oficinas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional, lo que ha permitido salvaguardar en parte sus restos.
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