VIÑ DEL MAR.- Demostrando que es el astro máximo de esta XLIII versión del Festival de Viña del Mar, el puertorriqueño Chayanne dio inicio a la penúltima noche, con un espectáculo en el que recurrió exclusivamente a éxitos probados, haciendo delirar a sus incondicionales.
Los presentadores Antonio Vodanovic y su acompañante de hoy, la cantante uruguaya Natalia Oreiro (recibida con cierta frialdad tras su decepcionante actución de anoche), no demoraron demasiado las presentaciones. La Quinta Vergara estaba ansiosa por recibir a Chayanne, y los chillidos fueron ensordecedores cuando finalmente hizo su aparición.
Aunque su repertorio es nutrido, con nueve álbumes publicados, el artista que estuvo en este escenario hace dos años por última vez aprovechó más bien sus temas más conocidos.
El escenario mostraba al centro un tarima, frente a la cual se ubicó la banda y el coro. El artista la aprovechó para hacer su aparición. Comenzó con la potente "Boom boom", tema incluido en el álbum "Simplemente".
Desde el comienzo el boricua demostró sus años de experiencia y dejó en claro el completo dominio que tiene sobre sus músicos, a quienes puede manejar con un sólo movimiento de manos en medio de una coreografía, o el dominio que ejerce con naturalidad sobre su cuerpo de ballet, o incluso del coro, que por momentos se incorpora al baile.
Pero por sobre todo, Chayanne demostró el manejo absoluto que tiene sobre los tiempos de su show, de la manera como entrelaza inteligentemente los temas para no dejar que ni por un segundo decaiga la efervescencia del público.
Fue así como pasó hábilmente de contagiosos ritmos a baladas románticas que fueron coredas por la gente. "Provócame", "Simplemente", "Lo dejaría todo" (cantado por los asistentes con una potencia que no se había visto en todo el festival), "Ay, mamá", "Guajira", "Fiesta en América" (en la que los bailarines enarbolaron con banderas chilenas) y "Volver a nacer", bastaron para hacer delirar a sus fanáticos. Hombres y mujeres cantaban y bailaban por igual.
En su primera intervención, dijo que éste era el comienzo de su gira internacional, y esperaba que le diera suerte. Las mujeres le gritaban "m'hijito rico", y él les contestó "m'hijitas ricas". Acto seguido volvió a demostrar el magnetismo que ejerce sobre el público, cuando se quedó callado durante un par de minutos tratando de entender lo que gritaba la galería. A pesar del silencio, en ningún momento decayó la adrenalina.
Siguió cantando "Vivo", "Este ritmo se baila así" y "Baila baila". Luego apareció Vodanovic para despedir su actuación, anunciando su retorno para la noche final de mañana, pero el público exigió con fuerza la antorcha de plata, que Chayanne recibió con la humildad de siempre para después decir adiós con "Atado a tu amor" y "Salomé".
Fue una actuación sobre seguro, sin riesgos, que apeló a lo que se esperaba de él, esa combinación de romanticismo y baile que le ha dado un lugar preponderante en el gusto popular. Encantó al público con su música y su simpatía, pero no entregó mucho más que en su visita anterior. De hecho fue un show casi calcado al que mostró hace dos años sobre este mismo escenario.
Tal como le ocurrió en su primera visita, la argentina Soledad, superventas en su país y dotada de una voz de gran sonoridad, tuvo que subir al escenario en condiciones adversas.
Cantó media docena de canciones, entre ellas "El bahiano", "Como será" y "Odiame". El entusiasmo era mínimo, pero Vodanovic decidió un bis, y Soledad invitó a su hermana Natalia para realizarlo. Juntas cantaron un animadísimo "Tren del cielo", que levantó al público y ayudó a que fuera exigida una antorcha de plata para la trasandina. Tras entregársela, el animador le preguntó si tenía algo más preparado. Ella lo descolocó: "Lo que quieras... tengo seis discos". Y entonó una "agauchada" versión de "Todos juntos" de Los Jaivas.
Gloria Benavides como "La Cuatro Dientes" hizo entonces su entrada, intrusiva e impertinente, como corresponde. Comenzó su rutina dialogando con Antonio Vodanovic convertido en el tradicional "Anthony". Tuvo algunos chistes graciosos, especialmente en sus referencias a Don Francisco ("Tú eres mi amor verdadero, él es mi amor financiero).
Al quedar sola, centró su show en el canto y el baile. Interpretó una versión propia del "Baile del gorila" y un "medley" acompañada de una batucada de Valparaíso. Siguió con una melosa canción sobre sus sueños, y el escenario recordó los momentos más empalagosos del "Jappening con Ja".
Sin hacer demasiado, "La Cuatro", como es conocida ahora, conquistó a las graderías, generosas cuando les soban el lomo con simpatía. La artista recordó que el personaje nació 25 años atrás y anunció que nunca más aparecerá en ese escenario. Conmovido, el público pidió la antorcha y más tarde rabió por la Gaviota de Plata, que de nuevo ha comenzado a convertirse en el verdadero premio del público en la Quinta Vergara (la antorcha es un trámite insignificante). Vodanovic dio rienda suelta a su perorata sobre el premio de la audiencia, que es la antorcha, y que sólo la autoridad puede hacer la excepción y bla bla bla, cuando ya el alcalde Jorge Kaplán estaba levantando el pulgar anunciando que el galardón para Gloria Benavides estaba aprobado.
Tras el recuerdo de "La copucha", con gracia deslavada y un excesivo sabor a nostalgia sobre-explotada, Gloria Benavides salió del escenario: había recibido su homenaje, tal como ayer lo recibió Germán Casas.
En la competencia folclórica se llevó todos los premios el representante peruano, quien con el tema "Juramento" ganó el primer lugar y también el premio al mejor intérprete.
Antes de Los Jaivas se anunciaron los finalistas de la competencia internacional. Los seleccionados fueron Argentina, con el tema "Soy tu angel", interpretado por Oscar Patiño. Costa Rica, con el tema "La Negra", interpretado por Duvalier Quiros, y Colombia, con el tema "¿Cómo he podido estar sin ti?", interpretado por Catalina Rodríguez.
Después de eso: Los Jaivas, quienes volvieron al escenario de la Quinta Vergara tras veinte años de ausencia.
Al contrario de su espectáculo de 1982, que comenzó con la sugerente entrada del desaparecido baterista Gabriel Parra con máscara del diablo de La Tirana, ahora los integrantes del quinteto entraron caminando y saludando al público.
Iniciaron su actuación con "La poderosa muerte", uno de los temas fuertes del álbum "Alturas de Machu Pichu". Una canción larga y compleja que fue seguida por la más rítmica "Amor americano". Continuaron con el clásico "Mira niñita" y más tarde con el tema que le da su nombre al más reciente disco del conjunto, "Arrebol". La canción fue acompañada por la actuación de un nutrido ballet.
"Hijos de la tierra" y "Todos juntos" despertaron la ovación de un público que partió atento y un poco frío, pero que una vez entusiasmado exigió la antorcha. Como en noches anteriores, Vodanovic entregó el premio y se fue, dando fin a la transmisión televisiva.
"Mamayuca", "Sube a nacer conmigo, hermano", y "Mambo de Machaguay" sólo fueron disfrutados por los asistentes a la Quinta Vergara, que vieron y escucharon una vez más a un conjunto icónico que ha recorrido muchas veces el país con su música y que en compañía de La Ley e Illapu se transforman en el mayor aporte nacional a un festival abundante en recuerdos y escaso en novedades.