LOS ANGELES.- Los miembros de la Academia están por finalizar sus votaciones para los Oscars, mientras las estrellas y productores de Hollywood se juegan sus últimas cartas en la batalla de último momento para ganarse los corazones y las mentes de los electores.
En la recta final de la carrera hacia los Oscar, en medio de denuncias de un juego sucio y trucos engañosos por parte de los estudios que desean que ganen sus películas nominadas, los ejecutivos de Tinseltown están nerviosos.
"Es una verdadera campaña frenética", dijo el autor de los Oscar, Tom O’Neil. "Es la clásica lucha por los Oscar, en la que las estrellas más reservadas inclusive aparecen besando bebés a lo largo de Hollywood Boulevard", agregó.
Cuando la carrera de los Oscar está llegando a su fin, ya que el martes es la fecha límite para que los 5.739 miembros de la Academia de Películas y Ciencias entreguen sus votos, las estrellas hacen su último esfuerzo.
Los nominados y aquellas personas vinculadas a las películas que compiten han aparecido hasta en los programas de radio y de televisión más desconocidos, haciendo su propia campaña a favor de sus respectivos filmes.
"Voy a donde me dicen", indicó el veterano director Robert Altman, cuyo filme "Gosford Park" está nominado a mejor película, y agregó que la competencia es muy dura y que todos tienen que salir a promover sus creaciones.
"Una película como 'Gosford Park', que contó con un presupuesto muy pequeño, posiblemente no podrá competir en el mercado con los filmes mayores, (por lo tanto) como actores tenemos la responsabilidad de llevar a la gente a las salas de cine", dijo la nominada a mejor actriz secundaria, Helen Mirren.
Inclusive el nominado a mejor actor de reparto, Tom Wilkinson, que rechaza las campañas de publicidad, tiene que salir al terreno para hacerse conocer. "Me gustaría no hacerlo, pero no puede evitar hacer campaña", agregó.
Por su parte, los estudios gastaron alrededor de 60 millones de dólares en la publicidad de los nominados para la ceremonia del 24 de marzo, casi el 20% más que el año pasado, según las estimaciones de la industria.
El frenesí pone de manifiesto que los Oscar no sólo son un honor para los premiados, sino un enorme negocio.
La venta de entradas de una película puede aumentar significativamente con el reconocimiento de los Oscar, como lo demostró "Belleza Americana", la ganadora a mejor película en el 2000, cuyas ventas aumentaron un 35% tras su nominación y otro 26% después de su triunfo.
Los productores esperan que la inversión de entre 10 y 15 millones por rodar cada película les permita llevarse la estatuilla dorada a sus hogares, mientras que para los actores el triunfo puede significar un salto significativo en sus carreras.
"Los estudios pelearán a muerte hasta esa noche", dijo O’Neil. "Esta es una lucha por la inmortalidad, por un lugar en la historia", añadió.