SANTIAGO.- Ian Valenzuela es un niño de cinco años, vive junto a sus padres y su hermano Esteban (9) en San Antonio, y padece del síndrome de West, una de las manifestaciones más fuertes y extrañas de la epilepsia, sin embargo podrá viajar próximamente a Cuba a tratarse el mal, con parte de lo recaudado en la presentación de "Los Prisioneros" el próximo 25 de mayo en la discotheque Show de Llo-Lleo.
Claudio Narea, guitarrista de Los Prisioneros, reconoce que "siempre nos invitan, pero optamos por hacer éste porque no sólo era el caso más dramático, sino el que tenía más posibilidades de éxito".
Será el primer recital que hacen a beneficio, y según confiesa Miguel Tapia, el tercer integrante del conjunto, "esta es una excepción. Nos piden un montón de favores, pero no podemos hacerlos todos. Antes podíamos tomar una Colón-El Llano y la gente no se nos tiraba encima. Ahora es distinto".
Todo comenzó cuando un amigo en común de Claudio Narea y la madre de Ian, Cecilia Manthey, fue el contacto que permitió mover a la banda hasta la quietud de Llo Lleo.
"Después de seguirlos hartos meses, pudimos contactar a Claudio y tuvo la gentileza de presentarnos al resto. Con Ian se conmovieron y ellos llamaron a mi marido para que fuera a Santiago a finiquitar todo", cuenta la progenitora. La campaña de Ian comenzó hace rato en San Antonio. Hasta el puerto llegaron los Chancho en Piedra y también se efectuó una tocata hip hop a beneficio.
Ahora Cecilia agradece al cielo por Los Prisioneros, "porque me he dado cuenta de que son muy humanos. Imagínese que vienen a actuar por una persona que conocen por fotos. Antes no me gustaban, no escuchaba música porque estoy todo el día rodeada de ruido y cuando llego a la casa me gusta estar tranquila, pero ahora me encantan".
Con el dinero que se recaude el 25 de mayo en la discoteque Show de Llo Lleo (aún quedan entradas), la familia podrá financiar parte del costoso tratamiento que Ian necesita hacerse en el Centro de Restauración Neurológica de Cuba, un proceso que por lo bajo, sin contar los pasajes ni la estadía de su acompañante, cuesta sobre 15 millones de pesos.
Ian ya estuvo allá, durante 35 días, y su madre cuenta que "esa vez un médico lo acompañó durante siete horas todos los días. Eso es inimaginable acá. Si esto no lo hace ahora, cada vez va a ser más difícil recuperarlo".