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Suite Cerati 13/06/2002

13 de Junio de 2002 | 00:00 |
Sinfonías y música para volar. El corralito y la degradación de un pueblo. La fuerza rockera prometida para su nuevo disco. El músico argentino se toma su tiempo para conversar, al otro lado de la Cordillera y antes de presentarse en Chile, el próximo viernes 21, sobre su nuevo personaje: El Principito gótico de raíz clásica.


Pablo Márquez F., desde Mendoza, Argentina.
(13/06/2002)


Gustavo Cerati tiene una teoría. "Nunca estoy excelentemente dispuesto a hablar, porque, en general, terminas diciendo siempre la misma pavada en todos lados y eso no tiene mucho sentido", confiesa, y suelta un sonrisa amable que muestra sus dientes algo amarillos de tanta nicotina.


Enciende otro cigarrillo, tabaco rubio, de los fuertes, y se acomoda la chaqueta de mezclilla que lleva bien ajustada al cuerpo. Unos anteojos de sol de vidrios rojos y su generoso pelo crespo completan su innegable estampa de rock star. Se acomoda en el sillón de cuero negro que ornamenta el lounge del sexto piso del hotel Hyatt y suelta una bocanada. Sábado por la tarde. Mendoza duerme siesta.


Por la noche, acompañado por 56 músicos de la Orquesta Filarmónica local, el ex guitarrista de Soda Stereo subirá al escenario del Teatro Gran Rex para presentar en vivo las canciones de su más reciente proyecto, "11 episodios sinfónicos", un disco en el que viejas canciones de Soda Stereo se mezclan con algunas de sus composiciones solistas recreadas bajo un manto sonoro "clásico".


Las entradas están agotadas. También las de la función del domingo, por lo que se ha tenido que agregar un show extra para el martes. La gira se alarga. Luego vendrá Venezuela y todo acabará en Chile el próximo viernes 21, en el Centro de Eventos de San Carlos de Apoquindo (luego de atrasar el recital por dos semanas debido los temporales que azotaron a la capital).


Y aunque el riesgo de las pavadas sigue presente, Gustavo Cerati tiene ganas de hablar del éxito de una idea que nació con muchas menos expectativas.


"Me ha resultado fascinante esto de tocar con una orquesta. Confieso que ha llegado mucho más allá de lo que hubiera imaginado, porque el plan original, en septiembre del año pasado, era hacer sólo un concierto especial para la televisión", cuenta el argentino de cuarenta años, dos hijos, varios discos y miles de seguidores.


Las negociaciones para exhibir el concierto nunca llegaron a puerto, pero el álbum sí logró llegar a las estanterías y fue recibido con críticas dispares. Algunos lo definieron como grandilocuente y pretencioso, otros como arriesgado y sorprendente, pero el punto es que la cosa llegaba hasta ahí. En el papel.


"Mi reticencia no tenía que ver tanto con que no tuviera ganas de tocar, sino simplemente porque ya estaba trabajando en un disco nuevo y eso me sacaba totalmente para otra cosa... Pero todo ha sido una experiencia que recojo un montón para el futuro, más allá de que lo que yo haga habitualmente no se parezca tanto esto", explica.


- ¿Con este disco cambió tu percepción de la música "seria"?


"Nunca fui de escuchar demasiado música clásica. He escuchado, tengo discos, pero sí me atrajo la idea de los movimientos, la forma en que se arreglan, cómo se ensamblan, la personalidad de los diferentes músicos y la repetición de ciertos patrones... Para mí, esto ha sido un gran aprendizaje".


- ¿Y cómo ha sido esto de reinventar viejas canciones en un formato tan distinto al original?


"La dinámica entre el cantante y la sinfónica, y viceversa, es un paso diferente a lo que ocurre dentro del rock. Habitualmente yo canto sobre una base rítmica y armónica, y aquí es la sinfónica la que sigue tu voz. Es muy curioso, son cien personas a veces y están atentos a cómo vas cantando para seguirte. De verdad es una interacción muy plástica, que yo desconocía en cuanto a la forma en la que uno trata habitualmente las canciones de pop...".


- Canciones que fueron hechas para otro contexto, para otro consumo...


"Si bien yo no lo tenía así como un sueño, me parece una cosa muy grossa poner tu voz encima de todo ese ensamble. Con respecto a la dinámica, de pronto son cien personas haciendo un mismo impacto y eso tiene más fuerza que cualquier banda de rock desbocada, se siente esa cantidad de gente, así como esos momentos hiperpequeños y suaves... Son mis canciones, pero es como interpretar canciones de otros. Realmente las conozco, sé sus letras, las hice yo en algún momento, tienen su versión, pero se alejan tanto también en un punto que yo mismo las hago cantar de otra manera".


- Como el "cara rota" (pelusón), como tu dices, que llega a un escenario así todo pomposo...


"Yo no quiero sacar esa parte de humor de todo esto, no es que esto sea una situación tan seria y tan rígida. Cuando hablamos de cara rota hablamos de esa parte de humor, no le estamos tomando el pelo a la música clásica porque esa no es la idea, ¿viste?, pero sí nos estamos aprovechando de cosas que ni siquiera sabemos. Simplemente nos estamos tirando a hacer y eso es lo que a mí me divierte de todo esto. Yo puedo cantar como si fuera un Tony Bennett y obviamente no soy Tony Bennett, así que, a mi manera, juego con eso, actúo con eso... Creo que el verdadero gran unplugged es este".


- ¿Y qué hay de las críticas que hablan de vanidad, grandilocuencia?


"De lo que estoy seguro es que este disco no es complaciente, ni siquiera con la música clásica. Puede ser que por momentos peque de falta de delicadeza o de, por ahí, tomar algunos elementos de la música clásica en forma displicente, no sé, podría ocurrir, pero no me parece que tenga un intención así vanidosa... Puedo leer las críticas, me puedo enojar, pero la verdad es que en el fondo no me interesan demasiado. Yo siento en todo momento qué pasa con la gente en los conciertos y sé perfectamente lo que ocurre ahí a nivel central".


Toma la ruta


El año pasado, casi como un creativo a sueldo, Gustavo Cerati estuvo trabajando a tiempo completo en "ideas de terceros". Porque si bien ya había comenzado a componer canciones para lo que será su próximo disco de estudio - que, cuenta, saldrá antes de fin de año- , se entusiasmó con la idea de transformar en álbum la banda de sonido de la película "+ bien" (donde también actuó) y enganchó con las nuevas presentaciones de este proyecto sinfónico que nació de la cabeza de un viejo conocido.


"Generalmente estoy acostumbrado a hacer los discos bastante rápido, no tardo mucho. Esta vez empecé como a tener dispersiones, que tienen que ver con la vida y con ritmos míos, con gente alrededor mío que yo respeto, pero tres o cuatro meses para mí son suficientes para hacer un disco: con mucho más que eso uno entra en el período Peter Gabriel... Todo bien, pero como que me aburro de tener ahí las canciones todo el tiempo. Por eso, cuando vi que se me estaba alargando un poco y que no estaba poniendo la energía para terminarlo, lo corté. Y volví a la carga con cosas nuevas".


- ¿Y cómo viene lo nuevo?


"Quiero que esto sea tomado con pinzas, porque el disco no está terminado y las variantes pueden ser varias... Tengo ganas de que tenga una unidad sonora y conceptual. En estos momentos estoy muy influenciado por la producción del hip hop, pero no es porque yo vaya a hacer hip hop, porque no es la intención, sino que se trata de utilizar más bien ese tipo de producción: pocos canales, sonidos más puros, más de impacto. Va a tener una energía mucho más poderosa, por decirlo así en cuanto a lo vivo, a diferencia de "Bocanada" que fue más armado como mosaico, más sampleadélico... Por lo que veo, tendrá una impronta rockera mayor, se desboca más".


- Sí, porque, en general, la palabra para definir "Bocanada" (1999) fue cool y eso te molestó un poco...


"No tanto por lo que me dijeron, sino por lo que se empieza a convertir en una especie de estigma para uno. Porque si la gente habla en esos términos, es porque el disco algo tiene de eso, algo tendré de todo eso, pero también tengo otras partes... Todo bien, me gustan los discos tranquilos; si no, no existiría Sakamoto y un montón de gente que nos puede gustar. Era lo que quería hacer con "Bocanada", pero ahora tengo ganas de hacer otra cosa. Y es natural que eso ocurra así como dialécticamente, porque me harto un poco de una misma idea".


- Al rockero no le gusta que le digan que es cool...


"No me molesta, pero, como a cualquier artista, te agarra cierta impresión que te cataloguen. De todas formas es un adjetivo bueno, no estoy en contra de eso; pero si significa que no pueda sacar una cosa un poco más palpitante de todo esto, da la impresión de que todo está muy calculado y no soy tan así... Yo hago discos según la situación emocional que tenga en ese momento. Y con "Bocanada" estaba en una situación muy relajada, lo hice prácticamente solo con la computadora y los instrumentos, y luego aparecieron los músicos para reinterpretar cosas. Cuando terminé tenía ganas de que lo próximo fuera un poquito más social, en cuanto a lo musical...".


- ¿Y más social en cuanto a la crisis que vive Argentina?


"Como muchos músicos, si bien uno está consustanciado con lo que pasa, también necesitas un nivel de aislamiento para poder crear. Yo soy así, no estoy tan metido en la realidad y puedo convivir con ella fácilmente. Lo mío es un terreno de fantasía, necesito ese lugar".


- Pero es cosa de prender la tele...


"Hace poco prendí la tele y me di cuenta de que estaba todo tan caliente, tan deforme, que me quedaba hipnotizado, como la mayoría de los habitantes de este país, viendo lo que estaba pasando y sufriendo en carne propia muchas cosas. Nadie sabe realmente para dónde sale todo esto... Y en un momento estaba tan enganchado mirando eso, viendo durante horas cómo se iba desarrollando toda esta situación, que hace poco corté con todo esto. Dije: bueno, esta es una realidad, pero hay otras realidades. Y la realidad mía y la de mucha gente es seguir haciendo lo que uno quiere hacer, tirar por lo de uno. Es la única manera que yo veo".


- ¿Afecta eso a la hora de hacer canciones?


"En un momento sentí que me estaba sacando de todo, como a la mayoría de la gente le debe haber pasado. Quedamos todos mirando cómo se estaba bombardeando al país... Pero en cuanto a hacer canciones y eso, no sé si me afecta mucho. Llega un momento en que me aíslo y hago lo mío, seguramente algún efecto tendrá todo eso, no sé. Generalmente no escribo mucho sobre la realidad social, porque no me sale así, no es algo que me planteo".


- ¿Cuando hablas de aislarte te refieres a semanas encerrado en tu casa, sin conexión con el mundo exterior?


"Así es. Absolutamente".


- Pero eres un tipo urbano, al que le gusta grabar sonidos de la calle, al menos así era cuando vivías en Chile...


"Pero no necesariamente voy a ir a grabar a los piqueteros de protesta... Yo vivo en un barrio, salgo a la calle y ahí está todo. Hay muchas realidades, barrios que han sufrido una degradación cultural y económica y no necesito estar en una situación buena para darme cuenta. Yo mismo tengo dinero agarrado mal en el famoso corralito. Acá no se salvó nadie, sólo los que tuvieron acceso a poder jugar con esta historia antes de que ocurriera; el resto quedamos todos en una situación no parecida, porque hay diferentes estratos...".


- Debe ser más difícil estar aislado que dentro del caos...


"Y no es que uno no sienta, que no me emocione por eso y que no me pasen cosas, por supuesto que sí, pero cuando llega el momento de hacer canciones cierro la puerta y chao. Y no me tocan ni el timbre, no atiendo nada".

Principito gótico
Con tres canciones como bonus track - "Lisa", "Fue" y "Hombre al agua"- , en total son catorce los cortes que incluye el repertorio de la presentación en vivo de "11 episodios sinfónicos".


Dirigidos por el músico argentino Alejandro Terán, los músicos clásicos van recreando con vientos, cuerdas, percusiones y timbres "serios" temas como "Canción animal", "Persiana americana" y "Signos", entre otros, mientras Cerati los va guiando con su voz vestido con un traje que inevitablemente recuerda a "El principito".


"Cuando con Alejandro (Terán) nos preguntamos qué carácter le íbamos a dar, tomamos como influencia a Tim Burton y a una cuestión más cuentista fantasiosa.


"El traje que me pongo en el concierto está en venta - no el mío, claro, yo lo estoy pagando todavía- , es de un diseñador muy grosso, Pablo Ramírez, que hace ropa inspirada en el siglo pasado. Tiene que ver con elementos de la primera revolución argentina, con el cuento de los patriotas y eso.


"Y lo de "El principito" llegó un poco con la situación fisonómica que se me produce con ese traje. También está Drácula en cuanto a lo oscuro. Tim Burton es una mezcla de todo lo que nos interesaba. Tiene una reminiscencia gótica y esa intencionalidad también está en los arreglos, en el ambiente".

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