BERLIN.- Con una intensa lluvia y basura por montones en las calles y parques que rodean a la calle en donde se emplaza el simbólico monumento a la Victoria y la Puerta de Brandemburgo, concluyó esta madrugada la "Love Parade" en Berlín, magna fiesta de música electrónica que en su décimo tercera versión logró reunir a más de un millón de jóvenes cuya edad promedio, según las autoridades. bordeó los 21 años.
Desde la tarde del viernes las estaciones de trenes de Berlín y las diferentes carreteras de acceso a la ciudad comenzaron a recibir a los miles de visitantes que provenían de toda Alemania y de muchos países tanto de Europa como de otros continentes, los que, en su mayoría disfrazados, con muy escasa ropa o desnudos, bailaron durante más de 14 horas al ritmo de la música que decenas de DJs hicieron sonar desde 40 camiones que se usaron como escenario.
La Cerveza, el alcohol, el sudor, una mezcla de olores, el desenfreno, y por supuesto las drogas, se mezclaron con el ritmo de la música que inundaba el ambiente.
La policía desde el viernes realizó controles a los automóviles que ingresaban a la ciudad. Hasta las primeras horas del sábado se habían decomisado grandes cantidades de distintos tipos de drogas, principalmente marihuana y cocaína, que iban a ser comercializadas durante la fiesta.
Pese a ello, las autoridades y los distintos medios de comunicación locales han calificado a esta versión de la Love Parade como tranquila en comparación con eventos anteriores.
Oficialmente la fiesta se extiende sólo por el día sábado, pero la música y el baile por las calles de Berlín permanecen hasta que los jóvenes foráneos regresan a sus ciudades de origen, normalmente durante la tarde del domingo.
En esta oportunidad el retorno se vio adelantado por la lluvia que desde la madrugada se dejó caer sobre la ciudad.
La primera versión de la Love Parade se realizó en Berlín en el verano de 1990, menos de un año después de la caída del Muro de Berlín, que separaba en dos a la ciudad y a Europa. En ese entonces la fiesta sólo reunía a unos pocos miles de jóvenes, pero año tras año la fama de la fiesta fue creciendo como también el número de asistentes, y ya en 1997 el evento superó el medio millón de personas, cifra que se ha duplicado hasta hoy.
Si bien la fiesta electrónica significa la entrada de mucho dinero para Berlín, también provoca un gran problema, debido a las enormes cantidades de basura que queda en la normalmente limpia ciudad, lo que implica un inmenso costo económico para las autoridades municipales y estatales, las que en los últimos años han entablado discusiones respecto de quién debe asumir la responsabilidad del problema, sin que hasta ahora lleguen a un acuerdo.
Tampoco han logrado convenir quién debe pagar por la destrucción de parques y jardines, y de parte del inmobiliario público que cada año deja también como saldo este megaevento.