BUENOS AIRES.- El mayor símbolo del tango argentino, el cantor Carlos Gardel, muerto en un accidente aéreo en la colombiana Medellín en 1935, tendrá por fin una solicitada estación en los itinerarios turísticos porteños cuando el martes sea inaugurada al público la restaurada casa de sus últimos años.
"Era una vieja deuda de Buenos Aires con uno de sus íconos culturales", señaló Silvia Fajre, subsecretaria de Patrimonio Cultural de la ciudad.
La iniciativa integra el programa del Quinto Festival Buenos Aires Tango, que se desarrollará entre este sábado y el domingo 9 de marzo, y que incluye el Primer Campeonato Mundial de baile de tango, con la participación de unas 300 parejas de 15 países.
El proyecto se completará totalmente el 24 de junio, aniversario de la tragedia de Medellín, cuando la vivienda será habilitada como museo -con exhibición de fotografías y documentos-, cuya entrada costará 1 peso (30 centavos de dólar).
La casa, construida a principios del siglo 20 en el barrio del Abasto, era de la madre del "Zorzal Criollo", la francesa Marie Berthe Gardés o Doña Berta, oriunda de Toulouse, donde en 1890 también habría nacido su hijo, bautizado Charles Romuald Gardés, aunque para algunos historiadores fue en Tacuarembó, Uruguay.
Allí Gardel tenía una habitación y algunos investigadores tangueros le atribuyen haber dicho: "Cuando necesito de paz, de sosiego; cuando muchos copetines (aperitivos) y farras (fiestas) me han cansado, vengo a ver a mi viejita y a su lado recobro fuerzas".
Uno de ellos, Ricardo Ostuni, afirma que en 1917 en ese inmueble funcionaba un prostíbulo legal, pero un año después albergaba un negocio de sastre para señoras, y agrega que Gardel lo compró en 1926 por 50.000 pesos, aunque debió hipotecarlo por 30.000.
La vivienda, en el 735 de la calle dedicada al socialista francés Jean Jaurés, consta de un dormitorio, un estudio y un recibidor, ambientados como en los años 30: la cocina y el baño con los grifos originales y la sala de planchar con sus muebles donde trabajaba doña Berta, quien murió en 1942.
La recuperación de esta casa comenzó con un esfuerzo privado, cuando tras años de desuso y con riesgo de derrumbe, en 1996 la compró el empresario Eduardo Eurnekián, quien en 2000 la donó a la ciudad con un aporte de 500.000 pesos para que fuera restaurada.
"Sobre esa base, el gobierno puso los recursos técnicos, el proyecto arquitectónico, el guión museográfico y la investigación histórica y llegamos a este resultado", explicó Fajre.
Luego vino el aporte popular, constituido por algunos objetos y decenas de fotografías del "Morocho del Abasto".
Las futuras visitas al museo durarán unos 45 minutos con la voz de Gardel como fondo, y comenzarán por el zaguán, donde fotografías mostrarán cómo era en aquellos años el entorno del gigantesco mercado mayorista de alimentos frescos que dio nombre al barrio y abasteció colorido anecdotario al tango y al cine.
Luego podrán apreciarse el boletín de calificaciones no muy altas del escolar Carlos Gardés en el Instituto Salesiano; el carné de la Young Men’s Christian Association, la "yumen", donde luchaba contra su tendencia a engordar; un certificado policial de buena conducta; y su testamento.
Pero sobre todo habrá un recorrido en imágenes de la vida del cantor, que aparece junto al legendario jockey Irineo Leguisamo, cantando en el hotel y restaurante Chanta Cuatro, frente al mercado; debutando en radio Splendid; grabando para Odeón en París; y filmando para la Paramount en Nueva York.
No faltarán las imágenes que alimenten la inacabable colección de chismes sobre la relación con las mujeres de este apuesto galán que murió soltero a los 45 años.
Allí estará de ahora en más la residencia oficial del ídolo porteño de cabello negro engominado, que desde hace décadas dirige su sonrisa ladeada a la multitud desde incontables retratos en comercios populares o en el interior de taxis y buses y de quien los tangueros siguen afirmando que "cada día canta mejor".