Una hora antes comienzan a llegar los protagonistas del Oscar 2003.
HOLLYWOOD.- El negro es el color reinante en los atuendos elegidos por gran parte de los protagonistas de la 75a edición de los Oscar, que en la tarde del domingo llegaban al teatro Kodak de Hollywood para una ceremonia marcada por la guerra en Irak.
Meryl Streep, al igual que Susan Sarandon y Tim Robbins -la pareja políticamente más activa de Hollywood- y el cineasta español Pedro Almodóvar eran algunas de las estrellas que aparecieron vestidos de negro de la cabeza a los pies.
Almodóvar, nominado a mejor director y mejor guión por "Hable con ella", lucía asimismo en su solapa una broche en forma de paloma de la paz.
También Nicole Kidman, que está postulada al galardón de mejor actriz por su encarnación de la escritora inglesa Virginia Woolf en "Las horas", lucía un elegante y escotado vestido negro.
La gran esperada de la jornada.
La gran esperanza latina de la velada, la actriz mexicana Salma Hayek, candidata al Oscar por "Frida", eligió un corpiño de puntillas de Carolina Herrera, al que añadió una nota de brillo con una larga falda de satén blanco.
Otra mexicana, Ana Claudia Talancón, protagonista de "El crimen del padre Amaro", la gran favorita para alzarse con el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, fue una de las más puntuales.
Luciendo un glamuroso vestido gris de Channel semitransparente y sembrado de diamantes, la joven mexicana posó ante los escasos fotógrafos que este año pueden capturar las mejores sonrisas de las estrellas invitadas a la ceremonia.
Los colores llegaron de la mano de Renée Zellweger, gran favorita al Oscar a mejor actriz por "Chicago’", que vestía de rojo brillante, y Halle Berry, ganadora del año pasado por "Monster’s Ball", que lucía un escotado vestido dorado acompañado de diminutos aretes y gafas de sol.
A varios metros del lugar, manifestantes contra la guerra en Irak intentaban hacer llegar sus voces a las estrellas y la prensa internacional reunida para el evento.
En puestos estratégicos en tejados y ventanas en torno al Kodak, francotiradores de élite vigilaban el evento, rodeado de las mayores medidas de seguridad de su historia por temor a un atentado terrorista durante un evento retransmitido en directo por televisión a más de 150 países.