NUEVA ORLEANS.- Con mal tiempo, muchos visitantes y, por supuesto, mucha música comenzó hoy la 34 edición del Festival de Jazz de Nueva Orleans, que reunirá a más de 4.000 músicos, incluidos los más grandes, en los próximos once días.
El Lousiana Heritage Fair abrió sus puertas bajo un amenazante cielo gris que anunciaba fuertes lluvias, a pesar de lo cual los espectadores abarrotaron el recinto del festival en un caos orquestado por la buena predisposición de todos.
Un año más, los fieles seguidores del festival vienen cargados de energía para una sesión musical intensiva que presenta en su programa, como viene siendo tradicional, a las más grandes estrellas del jazz, músicos de vanguardia y a jóvenes talentos.
"Es el mejor festival de música", aseguró Bubbie Windham, asiduo al evento desde hace más de una década. "Además, este año es especial, mañana toca (Bob) Dylan, toda una leyenda".
Con 70 conciertos distribuidos en doce escenarios se desarrolló el primer día del festival.
El jazz, el blues y el gospel se ubican en tres carpas independientes, y el resto se ha organizado de tal forma que quede el máximo de espacio abierto para alojar a los más de 450.000 visitantes que se esperan este año.
Los asistentes podrán disfrutar de una amplia variedad de estilos musicales, desde el jazz, el zydeco y ritmos latinos, hasta el folk, blues o gospel.
La lista de músicos parece interminable, al igual que la variedad de estilos.
Allen Touissant, creador de clásicos como "Southern Nights", "Mother-in-Law" y "Java", debuta con su Jazz Project bajo la aclamada presentación de su nuevo álbum, "Going Places".
Ganadora de un Grammy, Lucinda Williams se destaca como una de las cantautoras de música country con más talento de su generación. Williams presenta un variado repertorio en el que incluye varios temas de su nueva producción, "World Without Tears".
La mezcla de elementos hip-hop con el sonido funky y la influencia de Jimmy Hendrix caracterizan el estilo de Soul Remedy, grupo de gran popularidad entre la gente local de Nueva Orleans.
Los visitantes deambulan de un escenario a otro en busca de sus favoritos.
El legendario Fats Domino, uno de los padres fundadores del rock and roll y el rhythm & blues de Nueva Orleans, destaca por sus cuidadas composiciones, destreza al piano y melodiosa lírica que definen un estilo característico de los años 50.
Tras once años con el mítico Muddy Waters, el aclamado guitarrista Bob Margolin y su nuevo grupo, Allstar Jam, ofrecieron un peculiar estilo blues de Chicago.
"Emerson Chapman and The Chapman Family", conocidos por su particular gospel contemporáneo, promulgaron su mensaje cristiano en el Rhodes Gospel Tent.
En el Blues Tent, la guitarra del mítico Kenny Neal, marcó un estilo propio que ha sido descrito como "profundamente arraigado en la tradición de blues de los pantanos de Louisiana".
Pero el Festival de Jazz es algo más que música. El arte y la gastronomía también ocupan un lugar importante.
Decenas de artistas locales comparten carpas donde exponen objetos y artesanías inspirados en la cultura caribeña y africana.
Las influencias gastronómicas creole, cajun, africana, caribeña, española, francesa e italiana han convertido el festival en un amplio escaparate de variados y suculentos platos que comparten el protagonismo con la música.
El Pabellón Internacional promueve la cultura de un país diferente cada año, y esta vez le tocó a Martinica.
Con ritmos trepidantes en una original fusión de música de Guatemala, Honduras, Belize y Nicaragua, el talentoso pianista Manuel Obregón y su orquesta de Costa Rica despedirá en el Congo Square Stage esta primera jornada del festival.