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Opera olvidada de Albéniz se estrenó en Madrid

"Merlín" fue dada a conocer en la noche del miércoles en el Teatro Real de la capital española, con opiniones divididas.

28 de Mayo de 2003 | 20:05 | EFE
MADRID.- En el Teatro Real de Madrid se estrenó esta noche "Merlín", ópera olvidada de Isaac Albéniz (1860-1909), uno de los compositores líricos más importantes de la historia de la música de España.

El rescate de "Merlín"’ para la escena ha sido posible gracias al empeño de dos personas: el político Alberto Ruiz Gallardón, actual presidente de la Comunidad de Madrid y próximo alcalde de la capital, melómano confeso y sobrino-nieto de Albéniz, y el director de orquesta y musicólogo José de Eusebio.

Durante años, De Eusebio, obsesionado en demostrar la calidad de la obra lírica de Albéniz, ha trabajado sin descanso para recuperar nota a nota -y son más de cinco millones- una partitura que el olvido daba por perdida, desde que el músico catalán acabó su escritura en 1902.

De Eusebio, en un trabajo casi de arqueólogo, acudió a numerosas fuentes hasta dar con el material necesario que le ha permitido reconstruir la partitura de esta ópera que su autor, fallecido poco después, no pudo ver nunca en escena.

En las hemerotecas está documentada una única representación de "Merlín". Fue en 1950 y en Barcelona, donde un grupo de aficionados a la lírica del Club de Fútbol Junior decidió representarla en el Teatro Tívoli.

Recuperada la partitura, José de Eusebio convenció a la Comunidad de Madrid y a la casa discográfica Decca para hacer la primera grabación de la ópera, con un reparto vocal de lujo en el que colaboraron el tenor Plácido Domingo y el barítono malagueño Carlos Alvarez.

Después, en versión de concierto, pudo ser escuchada primero en el Auditorio Nacional y más tarde en el Teatro Real.

Con el estreno de esta noche, José de Eusebio desde el foso, al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid, que también participó en la grabación y los conciertos, y Alberto Ruiz Gallardón, sentado en un palco junto a otros descendientes de Albéniz, han sido, protagonista el primero y testigo el segundo, de un acontecimiento musical que, a juzgar por la reacción del público, provocó división de opiniones.

Los aplausos, al caer el telón después de casi tres horas de representación, no fueron ni unánimes ni calurosos, pero tampoco hubo un abucheo general, algo a lo que es muy dado una parte del público de estreno del Real. Sólo un espectador, desde la platea, gritó con ganas: "Esto es un bodrio (aburrido)".

El Teatro Real ha hecho un importante esfuerzo económico -casi tres millones de euros- y artístico para que esta nave llegara a buen puerto.

Con un equipo artístico en el que, además de De Eusebio en la dirección musical, está el dirección de escena británico John Dew, especialista, como él mismo reconoce, en óperas desconocidas.

Dew ha hecho un trabajo efectista, de gran belleza plástica en algunos momentos, y apoyado en una luz potente y unos trajes que en momentos recuerdan a "La familia Adams", en otros a "El Señor de los Anillos".

John Dew, en cualquier caso, ha tenido muy difícil contar esta historia escrita por el que fuera mecenas de Albéniz durante sus años de residencia en el Reino Unido: el banquero metido a poeta Francis Burdett Money-Coutts, heredero de una gran fortuna familiar.

Albéniz y Money-Coutts, que colaboraron en otras óperas y en numerosas canciones, se inspiraron en la leyenda del Rey Arturo para poner en marcha una trilogía a modo de alternativa inglesa a la Tetralogía de Wagner "El Anillo del Nibelungo".

Sólo "Merlín" fue una realidad. Los otros dos títulos, "Lancelot" y "Ginebra", no pasaron de proyectos, debido a la muerte del compositor.

La premiere mundial de este "Merlín" escénico ha contado con un reparto en el que hoy tan sólo destacó la soprano Carol Vaness, en el papel de Nivian.

Muy discretos estuvieron el barítono David Wilson-Johnson como el mago Merlín y el tenor Stuart Skelton -sus dificultades en el primer acto fueron más que evidentes- en el papel de Rey Arturo.

Al finalizar los saludos, y antes de que cayera definitivamente el telón, José de Eusebio levantó entre sus manos la partitura de Albéniz. El espectador de la protesta no pudo contener su indignación y volvió a gritar: "Dejad a los muertos en paz".
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