Augusto Roa Bastos.
ASUNCIÓN.- Augusto Roa Bastos, máximo exponente de la literatura paraguaya, celebró hoy sus 86 años con la reedición de una sus obras cumbres, "Hijo de Hombre", escrita en 1960.
La obra es la primera de una serie de trabajos de Roa Bastos que la editorial paraguaya El Lector lanza ahora en versión económica para hacer más accesible la lectura al público paraguayo, cuyo desinterés por la literatura es motivo de constante queja por parte del escritor.
"En Paraguay siempre fue muy difícil la lectura, no es fácil hacer leer a un joven un texto literario por más simple que sea", afirmó.
El director de El Lector, Pablo Burián, explicó que la edición local de la obra ha salido a la luz 20 años después de la primera que la empresa presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires, casi en forma clandestina por la represión de los organismos de seguridad del régimen de Alfredo Stroessner (1954-1989) sobre todas las obras de Roa Bastos.
"Hijo de Hombre" es una novela ambientada en el Paraguay rural y con personajes procedentes de la Guerra del Chaco, que este país libró contra Bolivia entre 1932 y 1935, y la nueva edición se comercializará a un precio equivalente a cuatro dólares.
El premio Cervantes 1989, comprometido en un proyecto de apoyo a los jóvenes de su país desde su retorno definitivo, en 1996, tras 50 años de exilio, añadió que la promoción de la lectura entre los estudiantes "siempre es una tarea de persuasión, de paciencia".
"Estoy muy emocionado y al mismo tiempo satisfecho de haber regresado definitivamente a nuestro país para trabajar con los jóvenes, para seguir con ellos una ruta de construcción de nuevos valores’’, subrayó el autor de "Yo, el Supremo", entre otras obras, que "resume la condición humana" del paraguayo.
Roa Bastos recordó los momentos de su infancia, que transcurrieron en un pequeño poblado del departamento de Guairá, centro del país, y a los autores que influyeron en su formación, entre ellos la hispano paraguaya Josefina Plá, ya fallecida, a quien la describió como su "maestra de la escritura y del saber literario".
Añadió que también rescata la imagen fotográfica de cuando fue expulsado a Argentina tras haber entrado en ese país clandestinamente en 1982 junto a su esposa Iris Jiménez y su hijo menor, tras lo cual el gobierno español el concedió la nacionalidad española.
