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Celia Cruz: "La Reina de la Salsa"

Es casi imposible imaginar el mundo de la música afrocubana sin la dinámica presencia de su reina. Celia ha sido la luz que guía la música tropical. Su corazón y su alma personifican el genero musical aclamado en todo el mundo y conocido hoy como salsa.

16 de Julio de 2003 | 18:20 | El Mercurio en Internet, Agencias
SANTIAGO.- Celia Cruz deja gran vacío en mundo de la alleció el miércoles a los 78 años, fue una de las figuras más importantes de la música cubana en el siglo XX.

La popular cantante, quien nació el 21 de octubre de 1924 en La Habana, era reconocida por su talento vocal, sus trajes exuberantes y enormes pelucas, así como por su enérgica actuación en los escenarios.

La "guarachera" falleció víctima de cáncer en su casa en el estado norteamericano de Nueva Jersey, después de ser operada en diciembre de un tumor cerebral y de estar bajo un severo tratamiento que la alejó de los escenarios.

Su emblemático "!Azúuuuucar!", que gritaba en sus conciertos, fue adoptado como lema en el mundo de la salsa.

"Celia tenía una gracia muy especial, siempre estaba creando, siempre tenía algo nuevo que ofrecer al público. Ella es como Benny Moré, como Carlos Gardel; son inmortales, nadie puede sustituirlos", comentó en Miami el famoso bajista cubano Israel López "Cachao".

Ganadora del premio Grammy y con más de 70 álbumes en su haber, Cruz alcanzó la fama hace medio siglo en un estilo musical que anteriormente había sido dominado por los hombres.

Cruz, una exiliada cubana, se presentó en los escenarios hasta bien entrados sus 70, con frecuencia empavonada con trajes brillantes y enormes y coloridas pelucas.

La cantante fue nominada 15 veces a los premios Grammy, y recibió el primero en 1989. También recibió dos Grammy latinos. Asimismo, obtuvo numerosos discos de oro y platino por millones de copias vendidas en todo el mundo, y doctorados honorarios en diversas universidades de Estados Unidos.

Entre sus canciones más conocidas figuraron "Yerberito Moreno", "Que le Den Candela" y "La negra tiene tumbao".

Sus inicios

Nacida en el barrio Santo Suárez de La Habana, fue una de los cuatro hijos de Catalina Alfonso y Simón Cruz. Su padre quiso que fuese maestra de escuela, pero sus intereses eran muy diferentes.

En 1947, se alistó en el Conservatorio Nacional de Cuba, donde estudió teoría musical, voz y piano.

Se convirtió en cantante famosa cuando en la década de 1950 se unió a la legendaria Sonora Matancera, que estaba buscando una nueva vocalista femenina. Ella cantó en el grupo durante 15 años, en lo que se conoció como "la época de oro de Celia".

La Sonora Matancera desertó de Cuba en 1960, poco después de la llegada al poder de Fidel Castro.

Estuvo con esa orquesta hasta 1965, y al año siguiente se unió a la de otro grande de la música latina, el desaparecido Tito Puente, con la que grabó ocho discos.

Tras el éxito con Tito Puente, a partir de 1974 grabó tres discos con Johnny Pacheco, y comenzó a ser reconocida como la "Reina de la Salsa". Más tarde se unió a Fania All Stars, con la que grabó unos 20 discos y recorrió Europa y América Latina.

En 1982 volvió a grabar con la Sonora Matancera y en esos años compartió además estudios de grabación con famosos, como Dionne Warwick, Patti Labelle, David Byrne, y en una oportunidad cantó a duo con el afamado tenor italiano Luciano Pavarotti.

En 1994, en la cumbre de la fama, quedó consagrada al recibir de manos del entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, el premio National Endowment for the Arts, el reconocimiento mas alto que este país concede a los representantes de las artes.

Diferencias irreconciliables

La farándula cubana, con la radicalización del sistema instalado por Fidel Castro en 1959, se fue dividiendo en dos bandos irreconciliables, separados por 144 kilómetros.

La Reina de la Rumba no volvió a pisar su tierra natal. Las autoridades de la isla no le permitieron asistir al entierro de su madre en 1962, y no lo perdonó. Años después, tampoco pudo estar en el funeral de su padre.

En ocasiones, atacó públicamente al gobierno comunista que rige los destinos de la isla caribeña hace más de 40 años, y como represalia el nombre de Celia Cruz no apareció en la primera edición del Diccionario de la Música Cubana y su voz fue censurada en los medios estatales, aunque sus grabaciones se difunden clandestinamente por todo el país.

Celia Cruz portaba pasaporte estadounidense desde 1961, pero apenas hablaba inglés. Ella siguió siendo tan cubana como las palmas y el mojito, y su sueño mayor era "regresar a Cuba", como repitió en miles de entrevistas.

En 1962 se casó con Pedro Knight, primer trompetista de la banda.

A la "guarachera" se le hizo difícil vender sus álbumes en la década de 1960 cuando su estilo pasó de moda, pero en los años 1970, los jóvenes hispanos que buscaban retomar el contacto con sus raíces, redescubrieron su música.

Cruz comenzó a ser reconocida por sus exuberantes presentaciones, gritando "azuuúucar" al enérgico público que colmaba sus conciertos.

¡¡¡Azucar!!!

En el 2000, en una entrevista con la revista Billboard, afirmó que creó esa frase después de un incidente en un restaurante cuando un mesero le ofreció café y le preguntó si lo quería con azúcar o no.

"Le dije, 'Chico, tú eres cubano. ¿Cómo me puedes preguntar eso? !Con azúcar!'. Y esa noche durante mi show, -siempre hablo en mi presentación para que los trompetistas puedan descansar- le conté al público la historia", contó.

"Y un día, en vez de contar la historia simplemente bajé las escaleras y grité '!Azúcar!", agregó.

Cruz también apareció en el cine.

Inicialmente participó en películas de producción cubana con la Sonora Matancera, como "Ole Cuba", "Una gallega en La Habana", "Salón México" y "Affair en La Habana", entre otras.

En Estados Unidos encarnó a una rica dueña de un cabaret en la película "Los reyes del Mambo" de 1992 y también apareció en la película "La familia Pérez", de 1995.

En sus últimos años de vida, junto a su esposo y su representante, Omer Pardillo, creó la "Fundación Celia Cruz", para proveer de ayuda financiera a estudiantes de bajos recursos que deseen estudiar música y asistir a víctimas de cáncer.

"Soy una señora muy alegre y que trata de ser buena amiga. Me encanta lo que hago. Quizás por eso soy tan feliz, y quiero contagiar a todos con mi risa y felicidad. De hecho, cuando alguien me pregunta, como quiero que me recuerden, siempre digo lo mismo: quiero que piensen en mí como alguien alegre", declaró en una ocasión.

Más allá de su voz, talento y fama conseguida, la reina de la guaracha y el guaguancó fue poseedora de una sencillez increíble y una alegría contagiosa, las características que distinguirán siempre a esta artista que escribió uno de los capítulos más importantes de la historia musical de Cuba y el mundo.
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