ROMA.- La versión íntegra de la entrevista realizada en 1971 por el cineasta italiano Roberto Rossellini al entonces Presidente chileno, Salvador Allende, ha sido una de las atracciones del festival cinematográfico que se celebra en Trevignano, a 40 kilómetros al norte de Roma.
El documento histórico, propiedad de la televisión pública italiana RAI, fue retransmitido parcialmente por esta emisora en la noche del 15 de septiembre de 1973, después de la noticia del Golpe de Estado contra Allende protagonizado por el entonces Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet.
La entrevista íntegra, de 31 minutos, fue recuperada ahora en el Festival "Ciudadela del Corto", dedicado a documentales y cortometrajes, según explicaron hoy los organizadores.
La grabación es uno de los muchos trabajos que Rossellini, fallecido en 1977 y que ya había triunfado en el cine con obras como "Roma, ciudad abierta" (1945), "Paisá" (1946) o "Stromboli" (1949), realizó para la televisión en mayo de 1971.
En ella, Allende, que llevaba apenas ocho meses como Presidente, hace una encendida defensa de su programa de nacionalizaciones, en especial de la industria del cobre, y de su deseo de autodeterminación para Chile.
El líder latinoamericano explica que las elecciones se pueden vencer sin propaganda y a través del contacto directo con el pueblo, pide la unidad de la clase trabajadora e ilustra la idea de un "Gobierno obrero" para cambiar por vía legal el régimen capitalista.
Allende ofrece al cineasta italiano su lectura del empobrecimiento de los países de América Latina, del que el estadista culpaba a Estados Unidos, que compraba las materias primas a bajo precio y les vendía sus productos excesivamente caros.
"Si el hombre ha usado su inteligencia para poner el pie en la luna, es justo -sugiere- que las grandes potencias pongan los pies en la tierra y se den cuenta de que millones de personas sufren la miseria y el hambre".
El ex Presidente chileno defiende la cooperación económica frente a la explotación, la paz frente a la guerra y la armonía social frente a la injusticia.
"Pienso en el hombre del siglo XXI -concluye- como un ser humanizado, con un alto nivel de valores, que no se deje llevar por el ansia del dinero y la explotación".