WASHINGTON.- Estados Unidos celebra este año el centenario del blues, padre del rock ’n roll y testigo de las grandes convulsiones sociales del siglo veinte, desde la Depresión hasta el fin de la segregación racial.
Los festejos -conciertos, emisiones de radio, programas educativos, y documentales de Martin Scorsese, Wim Wenders, Charles Burnett y Clint Eastwood- revisten un caracter oficial con la proclamación del Congreso, firmada por George W. Bush, de 2003 como Año del Blues.
“El blues es el más influyente de los ritmos originarios de Estados Unidos, con impacto mundial en el rock ’n roll, jazz, rhythm and blues, country e incluso la música clásica”, señala la resolución.
“El blues surgió de los trabajos penosos, la discriminación y la pobreza”, según el senador demócrata Blanche Lincoln, co-autor de la proclama legislativa.
La historia del blues y de su mitología es la de músicos que se juntaban en los bares, tocaban por la comida, hacían pequeños trabajos para sobrevivir y viajaban en tren con su guitarra como solo equipaje.
“El blues traduce toda la gama de las emociones humanas, desde la desesperación hasta el orgasmo en su expresión más inmediata”, dijo Tony Manguillo, inmigrante italiano dueño de un famoso club de Chicago, el Rosa’s Lounge.
Aun cuando algunos “bluesmen” como John Lee Hooker, Muddy Waters o B. B King se convirtieron en estrellas internacionales, el blues sigue siendo sobre todas las cosas el arte de incontables músicos desconocidos. El intérprete de blues es a menudo autor, compositor, vocalista e instrumentalista.
El blues nació en el sur profundo, alrededor de 1860, luego de la Guerra de Secesión que puso fin a la esclavitud. Su aparición oficial data de 1903.
Aquel año el músico negro de formación clásica W. C. Handy esperaba un tren en un andén casi desierto de la estación de Tuwiller, una pequeña localidad de Mississipi. A pocos metros de ahí, un desconocido canta una música que nunca había escuchado acompañándose de una guitarra.
Handy fue el primero en escribir el blues en partituras y en componer canciones, facilitando su difusión a gran escala a partir de 1912 con la publicación del álbum “Memphis Blues”. En 1920, el primer blues de la historia se graba en disco: “Crazy Blues”, interpretado por Mamie Smith.
Con la Gran Depresión, los “bluesmen” escapan del sur y de su campo en crisis para emigrar en masa hacia las grandes ciudades del norte. Chicago se transforma en la tierra prometida. En los años 40 se desarrollan las radios, entre ellas la famosa WIDIA de Memphis, animada por B.B King.
Pero es partir de 1950, con la utilización de instrumentos eléctricos, que el blues comienza realmente a influir sobre la música comercial norteamericana en sus formas derivadas como el rock ’n roll y la “soul music”.
Esta influencia se extiende a comienzos de los años 60 a Europa con la emigración de muchos músicos estadounidenses hacia el viejo continente. El blues inglés hace su aparición con los Rolling Stones, John Mayall y Eric Clapton.
En los años 70 y 80, el blues conoce buenos momentos, entre ellos la salida en 1985 de “Showdown!”, con Albert Collins, Robert Cray y Johnny Copeland. En 1989, John Lee Hooker lanza “The Healer” y salta a los Top 50.
En 1990, gracias al CD, las grabaciones son perfeccionadas y las grandes cadenas de edición aprovechan para relanzar las bandas de los viejos “bluesmen”.
Sin embargo, desde hace muchos años la popularidad del blues no deja de declinar, representando en estos momentos solo el 1% de las ventas del mercado estadounidense, según la firma Nielsen SoundScan.
Coproductor de programas de radio sobre el centenario del blues, Ben Manilla espera que los festejos “brinden al blues el impulso que tanto necesita”.