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Vital entrega de música y oficio (23/5/1997)

03 de Octubre de 2003 | 10:39 |
Daniel Quiroga

23/5/1997

Al cumplir treinta años de actividad artística en el escenario lírico, en el concierto y la docencia, la soprano Patricia Vásquez ofreció un recital que, en cierto modo, resumió los puntos principales de una carrera que ha logrado éxitos innegables. Con el acompañamiento de Elvira Savi, la eximia pianista que ha trabajado junto a Patricia durante largas jornadas, la soprano chilena desarrolló un programa que se inició con obras de autores nacionales, campo en que ambas solistas han destacado por su interés en lograr la difusión que se merecen.

Se escucharon la ágil y juguetona música de Federico Heinlein para “Dame la mano” (texto de Gabriela Mistral), que abrió el programa, seguido de “La Gitana”, vigorosa realización de colorido hispanizante, de Juan Orrego Salas, y el lirismo noble de Enrique Soro en “Storia d''''una bimba”, de legítima ascendencia italiana. Tres fases de creadores chilenos, Premios Nacionales de Arte, que marcan épocas en el desarrollo de nuestra música vocal, y que recibieron caluroso aplauso del auditorio.

Autores latinoamericanos se hicieron presente con los muy aplaudidos “Copla criolla” y “Prendiditos de la mano”, del argentino López Buchardo; “Lundú de Marquesa de Santos” y “Dengues de mulata desinteresada”, de los brasileños Villa Lobos y Nobre. Luego, alterando el orden del programa impreso, las intérpretes pasaron al campo de la ópera, donde se oyeron una muy lograda versión de “O mio babbino caro” y “Vals de Mussetta”, de Puccini, con la calidez expresiva que siempre distinguió a la cantante en la escena lírica y el inteligente manejo de su capacidad vocal. También, y con mayor libertad de movimiento, Patricia logró un aplauso entusiasta con la entrega del “Aria de las joyas”, de Gounod, que acreditó su escuela de canto y la madurada presencia del personaje.

En la segunda parte del programa destacaron las versiones de “My man''''s gone now” y “Summertime” del norteamericano Gershwin, y del español Joaquín Turina, tres canciones que, por igual, señalaron la excelencia interpretativa y la ejecución de la pianista, cuya colaboración fue significativamente destacada. Rodeadas de un aplauso muy cálido, Patricia y Elvira fueron saludadas especialmente por el público que ha seguido durante años la valiosa carrera de ambas intérpretes y ha podido aquilatar la valiosa contribución de ambas a la música nacional y al campo lírico.
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