EMOLTV

I Musici (12/10/1996)

03 de Octubre de 2003 | 10:54 |
Federico Heinlein

12/10/1996

Para cerrar su temporada en el Teatro Oriente, la Fundación Beethoven presentó al famoso conjunto de cámara “I Musici”. El programa originalmente anunciado se distinguía por su equilibrio entre composiciones muy tocadas y otras menos familiares. Sin embargo, la dolencia reumática de un solista de violín obligó a cambiar la mitad de las obras previstas, de modo que oímos, con una sola excepción, páginas archiconocidas.
Siempre es un gusto grande volver a escuchar al distinguido conjunto, máxime en partituras italianas. Los visitantes comenzaron con el Concerto Grosso op.

3 N.o 11 (Re menor) de Vivaldi, obra digna de que la transcribiera para órgano Juan Sebastián Bach. Aquí pudimos apreciar la cohesión y disciplina de los doce intérpretes, cuya concertino Mariana Sirbu destacó al lado de su colega Antonio Pérez y el violonchelista Francesco Strano.

Luego le tocó a Vito Paternoster hace de solista en un Concierto para chelo y orquesta de arcos, de Giovanni Battista Costanzi, alias “Giovannino di Roma”, ciudad donde nació, compuso obras de variado género y murió en 1778. Con los trozos extremos, que contienen elementos encantadores de espíritu rococó, presenta un gran contraste estilístico el Adagio central, de evidente raigambre barroca. Fue la grata novedad de esta selección, que permitió aquilatar el talento de un joven chelista que se desempeñó con certidumbre, finura y sonoridad hermosa aun en los severos compromisos de las cadenzas.

Curiosamente, los instrumentistas programaron igual que la Orquesta Franz Liszt en el anterior concierto de la Fundación Beethoven la primera de las seis “Sonatas” que Rossini habría escrito a los doce años. De por sí la preciosa partitura justifica su frecuente inclusión en los programas aunque el corto lapso entre estas dos audiciones conduce, inevitablemente, a compararlas. Estimamos que los húngaros fueron superiores en el pulimento y la gracia íntima del Moderato y Andantino iniciales, inclinándose la balanza a favor de los “Musici” en la chispa brillante del Allegro final.

Después del intermedio, la ausencia de un Concierto de Tartini y dos de Vivaldi fue compensada con “Las Cuatro Estaciones”, de este último: obra genial, fuera de serie, que se oye muy a menudo. Evitando cualquier asomo de rutina, los huéspedes supieron llenar la entrega con expresión viva y variada. Descollante fue el liderazgo de Mariana Sirbu, con destacados aportes del primer chelo, el trabajo sólido de las violas, el importante apoyo de violines y contrabajo y el delicadísimo timbre del clavecín (María Teresa Garatti).

La sala respondió con entusiasmo y obtuvo en vista del extenso programa un muy breve encore.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?