Federico Heinlein
9/5/1997
Una reunión musical notable tuvo lugar en el Salón de Honor de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. En el marco del Tercer Encuentro de compositores, intérpretes y público en torno a la música chilena, se rindió un homenaje a don Carlos Botto, Premio Nacional de Arte 1996. Abrieron el acto breves palabras de Patricia Vásquez, directora de estudios del plantel, seguidas de una hermosa semblanza del homenajeado, trazada por su ex alumno Santiago Vera Rivera, a cuya ponderación de la jerarquía pedagógica y humana del laureado compositor se añadieron variadas obras del maestro.
Si otrora Paul Hindemith se granjeó el respeto de los entendidos por su facilidad de escribir para cualquier combinación de instrumentos, algo similar puede afirmarse respecto de Carlos Botto. Un ramillete de obras en el que encontramos trozos antiguos junto a una página recién salida del horno, mostró al lado de su adaptabilidad a diferentes medios como factor constante, una nota siempre personal y atractiva, de poderío y frescor excepcionales.
Pasamos revista a los Tres Preludios para guitarra Op. 52, circunspectamente teñidos por Claudio Zurita, y a los “Prelustudios” para piano (en las ágiles manos de Ana María Cvitanic la primera serie, y de Daniela Costa la segunda):
miniaturas entre las que resaltaron el humor alegre del Op. 47B N 2 así como la soltura e imaginación del número inicial del Op. 47.
Soluciones de gran ingenio halló Carlos Botto para la mezcla sonora de flauta dulce (Víctor Rondón), viola da gamba (Miguel Aliaga) y piano (Ana María Cvitanic) en las instantáneas Op. 39, magistralmente vertidas. Más difícil fue, para nosotros, el acceso inmediato a las complejidades de la Partita (1967) para piano, sobre un tema de Domingo Santa Cruz, por lo cual agradecemos doblemente la gentileza de Elvira Savi quien estrenó estas variaciones en 1976 de repetirlas, con su acostumbrada gallardía, al final del evento.
Cerraron el programa impreso 2 Canciones Corales Op. 44 sobre versos de Andrés Sabella. Con excelente afinación y disciplina, el Coro de Medrigalistas de la UMCE, bajo la sensitiva dirección de su maestra Ruth Godoy, ofreció en calidad de estreno el “Edicto en la Plaza de Tráfala” (5 voces) y la “Fábula Boba”, a 4. Luego, la directora de Estudios entregó al festejado una medalla y un diploma.
El coro mixto le cantó el “Viva por muchos años”. Como sorpresa particular, el dúo Cvitanic-Costa estrenó una brillante y entretenida “Humorada” a cuatro manos, que Carlos Botto compuso especialmente para este evento, y Patricia Vásquez nos regaló la preciosa “Décima”, de las “Academias del Jardín” (1962), con Elvira Savi al teclado.
Un toque de reconfortante camaradería caracterizó este final de fiesta, con palabras de gratitud del homenajeado y un vivaz intercambio coloquial de él con su público.