Homenaje a Salvador Allende
Silvio se impuso
Gabriela Bade
7/9/2003
La noche de anoche. Sí, tuvo algo de bolero. Por ese aire quieto y el ritmo de trova con su pulso melancólico. Sí, la noche de anoche tuvo casi un solo nombre: Silvio Rodríguez.
El cantautor cubano no es especialmente simpático, ni canta versos fáciles, ni se hace el lindo. Es más bien, todo lo contrario. Pero deja a todo el mundo callado nada más pulsar tres veces las cuerdas de su guitarra.
El silencio fue total y entonces aparecieron las razones para que el Estadio Nacional lleno sacara sus encendedores y velas para entregarse al rito de escuchar. Los de Silvio Rodríguez son los versos de una historia de muchos años de casete pirateado y guitarreos playeros y un romanticismo en blanco y negro. Su presencia es la señal inequívoca del poder de la nostalgia.
Por eso, se tomó la noche. Con seis canciones a pura guitarra desterró prácticamente los esfuerzos de quienes lo antecedieron, que no fueron pocos y no estuvieron nada mal. Por ejemplo, la apertura a cargo de Pettinellis, que compartió escenario con el conjunto folclórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
O, más tarde, el segmento que dio espacio a Isabel Parra, Pedro Aznar y Congreso para una media hora de canciones en las que el cantautor argentino se lució. Su potente registro vocal empequeñeció a sus compañeros de escena con su versión de "Qué he sacado con quererte" de Violeta Parra.
Luego Los Bunkers insospechadamente levantaron al estadio gracias a un invitado especial: Claudio Parra, con quien se transformaron por unos minutos en Los Jaivas. La noche seguía a la espera de Silvio. Él adelantó su paso por el escenario para las 22:40 horas y partió la noche en dos. También dejó tras de sí a varios músicos chilenos que quedaron algo desamparados con el cambio de horario.