Daniel Quiroga
14/7/2003
El concierto para flauta y cuerdas (1958) del compositor Chileno Gustavo Becerra Schmidt (Temuco, agosto de 1925), inició la primera parte del segundo programa de la Orquesta Sinfónica de Chile, en su Temporada Internacional.
El hecho de que el compositor resida en Alemania, se relaciona con su familiaridad con el idioma alemán desde la infancia. En aquel país continuó su labor de docente universitario y estrenó sus más recientes composiciones. En Chile se le otorgó el premio nacional de música en 1971
considerando la calidad de su variada entrega como compositor y su ca-rrera como docente en la Universidad de Chile, ambos méritos que el gobierno de nuestro país distinguió designándolo agregado cultural en Alemania.
En cuanto al concierto para flauta y cuerdas, el compositor relaciona los cuatro movimientos de la obra con cuatro sueños que acompañaron su vivir. La virtuosidad del solista es compartida por la orquesta a lo largo de la obra, en alternativas de ritmo y melodía. Correspondió al solista argentino Guillermo Lavado, muy vinculado a la obra. Varias alternativas rítmico melódicas desarrollan la sugerencia de aquellos sueños del compositor, dándole impulso a la interesante creación. El público saludó con ovación el trabajo del solista y del director David del Pino Klinge.
Otra brillante entrega fue la del concierto para piano, trompeta y cuerdas de Dmitri Shostakovich, una de las obras que acompañaron con éxito los primeros años en el desarrollo de la sinfónica de Chile. Su arrogante rítmica y la virtuosidad exigida a los solistas fueron llevadas a buen fin por Luis A. Latorre (piano) y Herman Arenas (trompeta), que lucieron en el desarrollo de la obra tan vital y desafiante.
Previa una acertada explicación del maestro Del Pino, cerraron este concierto dos composiciones destinadas a dar el marco sonoro a óperas de Wagner y R. Strauss. El público saludó con entusiasmo las populares páginas de la "Cabalgata de las Walkirias" y el comunicativo desarrollo de la suite de "El caballero de la Rosa". Ambas provocaron una ovación prolongada del entusiasmado auditorio.