Orbital: Lo Prometido Se Cumple
Paulina Toro
Phil Hartnoll lo advirtió: Su show no iba a ser para nada basado en Orbital. Tampoco sus vinilos elegidos para Chile sonarían a ambient tecno toda la noche, estilo recurrente en las composiciones elctrónicas que junto a Paul, su hermano, y socio en el dúo, han venido creando desde los ochenta.
Lo que el británico hizo la noche del viernes en Espacio Riesco de Santiago, fue presentar su parte más Dj, pinchando con sorprendente relajo manual, sonidos tecno, house y a ratos penumbras de ambient.
Con cigarrillo en mano y lentes con luces, a eso de las 2.30 de la mañana Hartnoll partió tranquilo mezclando teclados de New Order. El público lo siguió en su lento desembarco.
El sonido demostró no ser algo excelente ni poderoso. Sí se escuchaba bien, un bien parejo, sin sobresaltos engorrosos que desconectaran a artista y seguidores.
Cerca de dos mil personas asistieron, algunos fanáticos del dúo y otros que llegaron por sólo ir a una fiesta. Fiesta que más parecía concierto, puesto que en términos colectivos la atención estuvo fija toda la noche en el escenario y su Dj. Sin embargo, en ningún momento se produjo el trance eufórico de un público imbuído en música electrónica.
Característica inherente para este tipo de eventos, que marca los puntos altos de una noche. Tampoco podemos hablar de aburrimiento. La gente bailó, vibró y aplaudió, pero también recorría la sala y conversaba distraída y aparte de la música.
