SANTIAGO.- El cantante panameño Rubén Blades encendió de música y emocionó anoche a más de 10.000 chilenos, en un concierto redondo en el que fusionó los sones caribeños y centroamericanos con jazz y voces africanas.
En una presentación de más de tres horas, en la pista atlética del Estadio Nacional, el panameño comprobó que en Chile tiene un enorme contingente de fanáticos, que cantaron y bailaron todos los temas que interpretó.
El recital fue el primero que el versátil y multifacético abogado, músico, compositor, actor y ex candidato presidencial ofreció en Chile, país al que no venía desde 1990, cuando actuó como invitado en el concierto que Amnistía Internacional organizó para celebrar el regreso de la democracia.
El artista que le puso poesía y compromiso a la salsa, a través de más de 20 canciones, repasó su trayectoria en la que se mezclan la llamada "salsa conciencia", las historias cotidianas del que llama Folclor de la Ciudad Latina (Focila) y temas de "Mundo", su último álbum, en el que da un nuevo salto con guiños a otras culturas y sones.
En medio de la ovación de sus seguidores, un sencillo Blades alejado de toda parafernalia se subió al escenario con la banda costarricense Editus Ensemble, el gaitero irlandés Eric Righer y el grupo de vocalistas argentinas "De boca en boca".
El concierto comenzó con los acordes de "Pablo Pachanga", de su época de "Fania Stars", la agrupación de talentos del Caribe y Centroamérica que montados en el toque latino y una fusión de bronces duros y jazz revolucionó la música en Nueva York, en los años setenta.
Siguió con "Pablo Pueblo" y otros temas de esa época como "Rosa de los vientos", "Decisiones", "Primigenio" y "Cortando guayaba".
A continuación los temas más sensibles para los chilenos, como "Desaparecidos", "El padre Antonio", "Tiburón", "Te busco América" y "Patria", que cantó con una bandera de Panamá en el micrófono y ante un emocionado auditorio.
La travesía por sus más de 30 años de creación siguió con canciones de sus últimos discos como "Hipocresía" y "Sicarios" y también "Sebastián" de "Mundo" donde Blades enlaza ritmos de otras culturas como la celta e hindú con la clave afrocubana y el jazz.
El momento cúlmine, como siempre, lo marcó su consagrado tema "Pedro Navaja", definido por Gabriel García Márquez como el cuento que siempre soñó escribir, que no dejó a nadie en sus asientos.
La euforia siguió con "Maestra Vida", la ópera salsa que es la máxima expresión de su música urbana y que según contó espera convertirla en obra de teatro antes de que cumpla los 60 años.
Después de casi tres horas y obligado a volver al escenario, terminó con la "Murga Panameña" y "Muévete", en momentos en que todo el mundo bailaba y aclamaba al músico.
