SANTIAGO.- Desde este 31 de octubre y hasta el 30 de noviembre, estará abierta la exposición "A Mar", de la artista María Luisa Hernández, la cual podrá ser vista de martes a domingo de las 10:30 a 19:00 horas, en la Corporación Cultural de Las Condes, ubicada en avenida Apoquindo 6570.
En esta oportunidad la muestra constará de cincuenta pinturas en óleo sobre tela, diez de gran formato y cuarenta de pequeño formato, donde se evoca el tema de mares y cielos con mayor síntesis en su expresión y con una paleta cromática de tierras, azules o sólo grandes masas blancas luminosas y empastadas.
La artista, formada en la Universidad de Chile y a cargo de un taller de pintura en esta corporación ha expuesto en Londres, en The Langton Gallery, en Chelsea, en La Societé des Beaux Arts en Beziers, Francia, en la Fundación Aceas, en Barcelona, España, y también en la Universidad de Upsala, Suecia.
María Luisa Hernández - quien fuera alumna de Adolfo Couve en la Universidad de Chile es gran admiradora de Pablo Burchard y Juan Francisco González- tiene una mirada y percepción nostálgica y evocadora del paisaje, su eterno tema de inspiración. Como ella señala, en la naturaleza está todo el contenido, todas las esencias de luz, colores, formas y atmósferas.
La artista señala que "más allá que hablar de una técnica, la pintura es como el amor, como una amante veleidosa que oscila entre la humanidad y la deidad, entre lo cierto e incierto, entre luces y sombras, entre vivir, morir y renacer".
En tanto, Pedro Labowitz expresa que en la pintura de esta artista, no existen en sus paisajes ni figura humana ni animal, "la artista se impone por saber expresar paisajes sentidos, asumidos emocionalmente, y logra evocar su sentir en nosotros".
Por otra parte, el poeta Raúl Zurita expresa que "la pintura de María Luisa Hernández nos muestra el borde de la luz, ese instante preciso en que los paisajes se vacían para ser ocupados con la trama de nuestras emociones, contemplar sus cuadros es sobre todo contemplarse, volcarse sobre sí mismo para preservar de todo lo que hemos visto, sentido, experimentado, vivido, el paisaje que nos queda, el paisaje que sobrevive en nosotros".
Y agrega que "esta obra parece así pintarnos la huella de nuestra mirada, lo que persiste de una montaña o de una ola o de un cielo, en el momento en que se deshacen para pasar a formar parte del sueño... Miramos estos cuadros y es como si viésemos la soledad de nuestros ojos que miran. La obra nos muestra el mundo cuando de él sólo queda el resplandor".