SANTIAGO.- Con objeto del aniversario número sesenta del Club de Jazz de Santiago se ha organizado un evento que consistirá en un concierto que mostrará en toda su magnitud una música capaz de envolver a todos los asistentes.
El Club de Jazz de Santiago es la única entidad de este ámbito que no persigue fines de lucro y que hoy está cumpliendo sesenta años de existencia, de manera interrumpida desde su fundación.
Por tal motivo el organismo celebrará su aniversario el 11 de noviembre, a las 19.30 horas,en el Teatro Ñuñoa, ex Teatro California, en calle Irarrázaval 1564.
Por el momento, los invitados confirmados son Retaguardia Jazz Band, Santiago Stompers, Christian Gálvez Trío, Roberto Lecaros y la Tropa, además de Federico Dannemann Trío.
Las entradas del evento, que se pueden comprar en horario de oficina y durante los conciertos, ya están a la venta en el Club de Jazz de Santiago, Avenida José Pedro Alessandri n§ 85, y en los locales de Audio Música. El valor es de 3 mil pesos, platea baja y 1.800 pesos en platea alta.
Una de las características más importantes del club es que músicos chilenos, desde el más grande hasta el más pequeño, han podido compartir escenario con los grandes del jazz a nivel mundial.
El club es el único sitio donde "los monstruos del jazz" se dan cita para tocar de una manera absolutamente entregada y gratuita, además de compartir su música en un punto de encuentro donde el jazz es un culto.
Para el Club de Jazz de Santiago, Louis Armstrong ha sido uno de los invitados más importantes, músico que compartió escenario con colegas chilenos, demostrando por qué es el "virtuoso del jazz".
Armstrong fue un sorprendente improvisador, tanto en el plano técnico como en el emocional e intelectual. Cambió el formato del jazz y puso al solista al frente de la orquesta.
Armstrong grabó junto con los grupos Hot Five y los Hot Seven, demostrando de esa manera que la improvisación podía ser mucho más que una simple ornamentación de la melodía, para lo que se crearon nuevas variaciones basadas en los acordes de la melodía inicial.
El maestro del jazz también creó una escuela para los cantantes de esa corriente.
Dentro de las características del jazz, sus intérpretes improvisan el estilo que han escogido. Por lo general la improvisación se acompaña de una progresión de acordes de una canción popular o una composición original que que se repite.
Los instrumentalistas imitan los estilos vocales negros, incluso el uso de glissandos o slides y portamentos -sonidos arrastrados de una nota a otra-, las ligeras variaciones de tono y los efectos sonoros, tales como gruñidos y gemidos.
La voluntad de crear un sonido personal, de color tonal, con un sentido del ritmo y la forma individual, además del característico estilo propio de ejecución ha llevado a los músicos a la utilización de unos ritmos que se caracterizan por una sincopación constante - los acentos aparecen en momentos inesperados del compás - y también por el swing, es decir, la sensación de estire y afloje que surge cuando se oye la melodía alternándose con el pulso.
Las partituras escritas, si existen, se utilizan tan sólo como guías de la estructura dentro dentro de la cual se desarrolla la improvisación. La instrumentación típica comienza con una sensación rítmica formada por el piano, el contrabajo, la batería y una guitarra opcional, a la que se pueden añadir instrumentos de viento. En los big bands los vientos se agrupan en tres secciones: saxofones, trombones y trompetas.
Si bien hay excepciones, en algunos subestilos, la mayor parte del jazz se basa en la adaptación de infinidad de melodías a algunas progresiones de determinados acordes.