SAN FELIPE.- Sumido en una profunda depresión se suicidó, colgándose de una viga de su vivienda de población El Totoral, el conocido folclorista Ramón Belisario Abarca Araya, conocido como "El Charro del Olivo", quien fue procesado el año 2001 por ser autor de numerosas llamadas telefónicas obscenas y amenazantes en contra de menores de edad. Por este hecho Abarca, de 34 años de edad y no vidente, fue conocido como el "sicópata telefónico" y su detención se logró tras una larga investigación policial en medio de la alarma que había provocado su acción en el valle de Aconcagua.
A principios del mes de junio de 2001, varios padres de familia alertaron a la policía sobre llamados que habían recibido sus hijos pequeños de un sujeto no identificado que los amenazaba con violarlos y matarlos. Ante la conmoción que
generó esta situación, tanto Carabineros como la policía civil iniciaron
una minuciosa investigación tendiente a descubrir la identidad y paradero del autor de estos llamados.
El jueves 26 de junio, tras intensas diligencias ordenadas por el titular del Segundo Juzgado del Crimen de San Felipe, la Policía de Investigaciones logró la detención de "El Charro del Olivo", quien inmediatamente confesó su responsabilidad en los llamados. El individuo fue procesado por la justicia, no obstante en septiembre del mismo año fue puesto en libertad tras el pago de
una fianza, pues pese a la conmoción y alarma que provocó, los delitos por los que fue procesado eran de baja penalidad: suplantación de personas y ofensas al pudor. Durante aproximadamente un mes, "El Charro del Olivo" realizó más de setenta llamados a abonados de la empresa telefónica CMET, amparado en que esta entidad aún no contaba con aparatos que permitieran identificar el origen de las llamadas. Fingiendo una voz femenina, preguntaba si había niños en la
casa con la finalidad de hacerlos participar en un programa infantil.
Al escuchar la voz de un menor de edad, los amenazaba con violarlos y matarlos, situación que llegó a crear un clima de inseguridad entre los afectados y en general, en toda la provincia. Ramón Abarca inició su vida artística a muy temprana edad y pese a ser no vidente, logró consolidarse en el ambiente musical gracias a su talento. Este mismo hecho le permitió convertirse en conductor de un programa de música mexicana en Radio Aconcagua. Mientras estaba en la cárcel de San Felipe, concedió una entrevista a un diario local en la que pidió perdón a sus víctimas, pero aseguró que no era un delincuente y que había actuado así motivado por la soledad y sin tener conciencia del daño que estaba provocando. "Al momento de hacer los llamados estaba con unos tragos en el cuerpo", señaló en esa oportunidad. Su muerte ha provocado gran impacto en la zona donde era ampliamente conocido, especialmente en el mundo artístico y radial. Sus amigos lo recuerdan como una persona alegre, pero que tras la muerte de su madre, hace unos cinco años, perdió el rumbo de su vida.