Sábado 2 de noviembre
La Batuta - Ñuñoa
Quienes tomasen un taxi rápido alcanzaban a ver ambos shows. Saliendo del concierto de la nueva formación de Los Prisioneros (con Álvaro Henríquez en guitarra) y Café Tacuba en el court central del Estadio Nacional el sábado pasado, se llegaba a tiempo a La Batuta para asistir al primer concierto en varios meses de la nueva formación de Electrodomésticos, el grupo de tendencia experimental más importante durante los años 80 en Chile, hoy reformado con dos nuevos integrantes y una intención real de trabajo creativo. Su nuevo disco, La nueva canción chilena, debiese estar en tiendas a fines de diciembre.
No es gratuito dar el antecedente de Los Prisioneros, en cuanto puede elaborarse una larga reflexión sobre la escena musical chilena a partir de que los dos principales conciertos rock de un sábado en la noche sean los de bandas reunidas, con hombres de camisa que bordean los cuarenta años saludando a un público que los conoció hace casi dos décadas. Sería un diagnóstico preocupante, si no fuera porque al lado de la nostalgia infinita por la que han optado González y Tapia en sus shows en vivo, músicos como Carlos Cabezas y Silvio Paredes confían en el poder del trabajo creativo que utiliza la experiencia sólo como plataforma para una búsqueda aún mayor. Su concierto del sábado -ante un pub repleto- fue no sólo novedoso en lo formal (nuevas canciones, nuevos instrumentos, tres nuevos integrantes: Gabriel Vigliensoni, Cuti Aste y la baterista Edita Rojas), pues también el fondo de Electrodomésticos ha cambiado hasta la propuesta que justifica incluso la adhesión de nuevos seguidores.
El sonido de experimentación electrónica -secuencias, teclados, cintas- de sus dos antiguos álbumes de estudio (Carrera de éxitos y Viva Chile), se ha convertido en esta nueva etapa en pura fuerza eléctrica, emparentando al quinteto con el rock, pero manteniéndolo libre en términos de estructura -son canciones, pero no necesariamente con estribillos tarareables- y también de forma, pues la voz de Carlos Cabezas hace que todo parezca más profundo y misterioso e inquietante que una simple oferta para radios. La profundidad es un concepto hermoso en esta nueva etapa de Electrodomésticos, un grupo que sigue preocupado del devenir del hombre urbano aunque ahora desde versos referidos a sus sentimientos y miedos. Cuando esas inquietudes se visten de la fuerza eléctrica que este ensamble entrega con enorme velocidad y volumen, su música se convierte en una sinfonía rock tan impresionante como conmovedora. La ya conocida “Maldita” (de la película El chacotero sentimental y que se incluirá en el nuevo disco) y la nueva “Has sabido sufrir” son títulos que se quedan en la memoria como muestras brillantes del que debiese ser uno de los mejores discos del año... si, efectivamente, tenemos la suerte de escucharlo antes de fines del 2003.
Marisol García C.
