Los otros colores del fado
Por Jorge Leiva
21/11/2003
Teatro lleno para la Noche de Fado en Santiago. Esa era la primera sorpresa del concierto que Maria Ana Bobone brindó en el Teatro Oriente la noche del miércoles 19, recreando piezas nuevas y clásicas del sonido portugués, cuya presencia en Chile resultó tan novedosa como la amplia convocatoria que generó este recital.
En el escenario luces tenues, dos notables guitarristas (uno con la guitarra portuguesa de 12 cuerdas) y la joven cantante Maria Ana Bobone, en un concierto sencillo, sublime y brillante de fado, el viejo género nacido en Lisboa hace más de 100 años y que apenas se conoce en este lado del mundo.
Los colores tristes del fado tradicional, de lo que ellos llaman saudade, fueron naturalmente el eje de la jornada, pero hubo más cosas. Una versión del Ave María, temas de la gran Amalia Rodrigues (recordada al comienzo por su vista a Chile en 1982), canciones alegres con un coro cantado por el público y hasta el Gracias a la vida de Violeta Parra, interpretado conjuntamente con la chilena Magdalena Matthey.
Se llora en fado, pero también se ríe en fado y hasta se reza en fado, dijo Maria Ana Bobone, en medio de su debut, con un comprensible portugués, ratificando que el lusitano sonido tiene otros colores para mostrar, y que su innegable solemnidad no quita su condición de música popular.
Fácil, tierno y accesible, y con un teatro lleno como telón de fondo, el fado podría estar dando reales pasos para encontrarse con el público chileno.