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Los más famosos desconocidos 28/11/2003

28 de Noviembre de 2003 | 00:00 |
La banda penquista mantiene desde sus inicios a Yogui Alvarado como cantante y guitarrista, el hombre que ha llevado a lugares impensados su canto para “El nuevo baile”. Siempre con formación de cuarteto, Emociones Clandestinas se presenta esta noche en Santiago mientras trabaja en su primer disco de material inédito desde 1987. Alvarado rehúsa, sin embargo, presentar tanta renovada actividad como un regreso.

Marisol García C.
(28/11/2003)

Yogui Alvarado
La promoción de una tarjeta bancaria convirtió recientemente a “Un nuevo baile” en “Un nuevo estilo de compra”, sin cambiar ni una nota de la melodía que, para su autor, se ha convertido en algo más grande que él mismo. Yogui Alvarado sabe que “todo Chile conoce, ha bailado, se ha pegado sus encuentros amorosos y hasta ha aprendido algún pasito de baile” con el más exitoso single grabado nunca por Emociones Clandestinas. “Pero nadie tiene puta idea de quién lo canta”.

-Algunos piensan que somos una banda argentina o española. Nadie sabe que es de una banda de Concepción. Es raro lo que nos pasó. Hay pandillas que con una sola canción mediocre viven dando giras. Pero, bueno, es algo que me jugó el destino.

No es amable comenzar la entrevista con un músico hablando de una canción compuesta hace casi veinte años. Pero peor sería hablar sólo de eso. Afortunadamente, Jorge “Yogui” Alvarado está muy lejos de ser Germán Casas, y si hoy puede hablar con soltura del mayor éxito de su carrera es porque tiene una presentación en vivo programada para esta noche (ver recuadro) y un disco de material inédito, entre otros muchos proyectos que permiten hablar de Emociones Clandestinas como una banda activa.
-Lo que importa ahora es hacer canciones, y hacer grandes canciones-, estima el cantante y guitarrista, asociado desde hace más de un año a Francisco Espinoza (guitarra), Boris Cea (bajo) y Marlon Romero (batería) en la nueva etapa de un grupo caracterizado históricamente por los cambios de formación, las cuales han mantenido sólo a Alvarado como líder y motor continuo.

-La gente que nos ha estado siguiendo sabe que esto no es ningún regreso. Trabajamos de manera estable, al filo del underground. Nunca hemos sido una banda popular, y creo que no lo vamos a ser nunca.

-¿Tienes alguna teoría para explicar tanta rotación de músicos a lo largo de la historia del grupo?
-Claro. Después que aprenden un poco conmigo, ya no me aguantan más el genio. Y se van.

-¿Peleados?
-No, no, nunca hemos peleado. Es sólo que se aburren de mi persona, de mi genio.

-¿Por lo autoritario?
-Yo creo, debe ser algo así. Más que nada, soy llevado de mis ideas. Me gusta que las cosas se hagan y que se hagan a mi ritmo. Y eso es ponerle harta polenta al cuento. Ahora, el roquero chileno se dedica más a la cerveza que a colgarse la guitarra. Y yo creo que lo que está bien es una mezcla de ambas cosas; no pura cerveza. Me gusta trabajar y trabajar en serio, y el resto no está en eso. Entonces, quizás les molesta que yo sea así como trabajólico.

-¿Qué significa trabajar para ti? ¿Ensayar mucho, con horario?
-Claro. Pero también estar juntos y probar ideas. Los Emociones somos una banda independiente, entonces dependemos absolutamente de la autogestión. Por eso, todos debieran tener responsabilidades. Pero la gente es cómoda y quiere subirse al tren andando. Es algo típico de la sociedad chilena, en realidad.

-En cuanto a lo creativo, ¿te gusta pensar el trabajo de un grupo como un taller de composición?
-Absolutamente, ésa es la gracia. Si no, yo sería un solista y haría las cosas a mi pinta. Y contrataría a músicos de sesión.

-¿Y por qué no lo haces?
-Porque creo en el concepto de banda. Yo soy criado en Stooges, MC5, Led Zeppelin, Beatles, Who. Crecí leyendo sus historias y escuchando su música. Y creo que mientras más ideas confluyan en una hora de ensayo, mejor. Y que luego, en el descanso -donde sí cabe una cerveza- se discuta y converse. Una banda también es confraternidad. Quizás sea una idea medio hippie. Pero, en este momento, mi partner compositivo es el Pancho Espinoza (guitarrista) y la cosa fluye estupendamente. Es cosa de que nos sentemos, y las canciones van saliendo.

-Emociones Clandestinas se formó en 1985. Desde entonces, y tras todas tus sociedades, ¿hay alguna formación que te deje más satisfecho que otra?
-Yo creo que cuando uno encuentra un grupo de personas con el que desarrollar tu música, es un gran momento. Después viene otra gente y otro momento. Por eso, creo que todos los momentos han sido buenos, y los resultados musicales están a la vista. En este momento estoy feliz, pero también estuve feliz antes, con otras formaciones. Lo que importa es que se mantenga el espíritu de Emociones Clandestinas; ese sonido espontáneo, garagero, gutural.

La formación más popular de Emociones Clandestinas debe ser aquella que registró su único disco, Abajo en la costanera (1987), con el baterista Iván Molina (hoy en Matorral), Pablo Lazcano (bajo), Juan Carlos Vera (guitarra) y Yogui Alvarado en guitarra y voz. Fue un álbum de interesante confluencia de muchos códigos del pop y rock, especialmente británicos; trabajados con el estilo que Yogui Alvarado asegura seguir cuidando como cantante y compositor. Además de “El nuevo baile” –una canción que fue creciendo en popularidad incluso luego que el grupo había optado por disolverse, a fines de 1989-, “Cajitas rectangulares” y “Te tengo atrapada” aportaron hitos de frescura y elegancia a la historia del rock chileno de los años 80.

Yogui Alvarado confirma que, durante esa década, la banda tenía listo el material para entrar a estudio y grabar un segundo álbum. La crisis por la que entró la industria apuró la decepción y, finalmente, la separación del grupo. El material quedó guardado y ha resurgido parcialmente en tocatas y en su registro para las “Raras tocatas nuevas” de radio Rock & Pop. El álbum que el grupo está grabando desde agosto pasado en un estudio de Santiago incluirá dos de esas canciones pendientes (“Cocaína” y “Nos siguen matando”), además de composiciones totalmente nuevas y hasta contingentes. Quieren que su primer single sea una crítica a la televisión titulada “De pepepé a papapá”.

-¿Te preocupa el tema de la televisión?
-Yo creo que no solamente a mí. Es mucha gente con la que hablo y que está totalmente preocupada de lo que la televisión mete a nuestros hogares. Porque toda esa incultura está matando a pedazos a nuestros queridos niño. En este momento, la televisión abierta está convertida en una boite de mala muerte.

-¿No ha sido siempre así?
-Lo que pasa es que en los tiempos pasados, en los 80, había una televisión con un carácter político, que buscaba mantener a las masas en total contención. Pero ahora es una televisión agresiva: hacia la cultura y en términos de exitismo. Y comandada por imperios económicos, sean las multitiendas o estos mismos niños que se convierten en estrellas que ganan millones de pesos por 15 segundos: los de los reality, las telenovelas, etc.

-¿Cabe la música dentro de esa lógica televisiva?
-O sea, un músico de respeto no tiene nada que hacer en la tele. Un roquero que se precie, yo creo que lo primero que tiene que hacer es rechazar ir a la tele.

Emociones Clandestinas podrá guardar distancia del mundo televisivo, pero no del cinematográfico. Dos de sus canciones se incluirán en la banda sonora de la próxima realización fílmica de Reinhardt Schulz, Santiago oculto. El director quiere que “Nos siguen matando” sea la canción central de la película, inspirada en la vida urbana de los años 80 en Chile.

-Lo urbano siempre fue una sensibilidad dominante en el sonido de Emociones Clandestinas.
-Es que nosotros somos de una ciudad en la que se vivía harto la noche: de toque a toque. Y fue dentro de esas reuniones nocturnas, de melómanos, que salían bandas e ideas. Eran reuniones clandestinas, también. Yo siempre tenía que ir a la casa de una familia amiga, los Donoso, para lo que tenía que cruzar el parque Ecuador de un extremo a otro. Son esas emociones las que nos llevaron al clandestinaje absoluto. Hay una sensibilidad ahí: imagínate lo que es caminar con unas piscolas por el parque en pleno toque; era medio escabroso.

-¿No era un sonido más como de gran metrópoli que de Concepción?
-No, yo creo que es un sonido netamente penquista. Influenciado por algunos ingleses, definitivamente. Es la estética que influenció a todas las bandas penquistas, como Los Ángeles Subterráneos, La Casa de los Sueños, Los Cuatro Amigos del Doctor. Bandas de una estética abrumadora, nocturna, pero parte de una ciudad húmeda, llena de neblina.

-Pero lograron filtrar esas influencias en un sonido de carácter propio.
-Claro. Uno puede tener muchas influencias, escuchar mucha música; pero tiene que tener la capacidad de resumen, y ése es el gran logro del sonido de Emociones. El gran logro y el gran secreto: la capacidad de síntesis. Y por eso me gusta lo que tienen ahora los (estadounidenses) Black Rebel Motorcycle Club. No así los Strokes, que es pura basura: simple karaoke.

-¿Crees que es un concepto trabajado bien por las bandas chilenas?
-Para nada, en absoluto. Ojalá que las nuevas generaciones tengan bien asumida esa parte. Ahora hay buenos músicos; increíbles músicos. Pero hay una falta total de propuesta.

-¿Te importa más la propuesta que la técnica, por ejemplo?
-Es que eso es el rock and roll. No estamos hablando de jazz ni de heavy-metal. El rock and roll es actitud. Siempre, históricamente, ha sido así. Ahora, curiosamente estoy tocando con músicos que tienen una técnica del demonio. Son todos de Conce, porque cuando quise rearmar la banda me preocupé de sacar músicos de acá. Estaban maduros y había que puro tomarlos, como la manzana en la rama. Ojalá que no se conviertan en el fruto prohibido.

-Uno tiene derecho a pensar que una banda que ha tenido tal cantidad de cambios y que te mantiene sólo a ti como parte estable, no es capaz de mantener la misma esencia de sus inicios.
-La respuesta a eso es súper sencilla: vayan el viernes a vernos y saquen sus propias conclusiones. Yo no puedo darte esa respuesta.

-¿Qué mantiene a Emociones Clandestinas siendo el mismo grupo de siempre?
-Es la actitud. Y, por otro lado, que yo siempre he tenido súper claro qué quiero con la música. Entonces sé cómo quiero sonar. El resto es actitud.

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