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El Papa está a favor del canto gregoriano, la polifonía y las nuevas músicas “purificadas”

“Por ello es necesario purificar el culto de estilos descuidados, de formas dejadas y de textos y músicas que no estén en consonancia con las grandeza del acto que se celebra”, afirmó Juan Pablo II, que precisó que la música destinada a los ritos sagrados debe tener como punto de referencia la santidad.

03 de Diciembre de 2003 | 13:14 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El canto gregoriano y la polifonía siguen siendo formas musicales prioritarias para la Iglesia, aunque también se deben fomentar los cantos populares religiosos y otros nuevos lenguajes musicales, pero siempre que hayan sido “purificados” de músicas y textos “descuidados y poco consonantes” con el acto.

Así lo considera el papa Juan Pablo II, que ha preparado un quirógrafo (texto escrito a mano) con motivo del centenario del Motu Proprio (documento pontificio) “Tra le sollecitudini”, de Pío X, sobre la música sagrada, hecho público hoy por el Vaticano.

En el quirógrafo, Juan Pablo II subraya la importancia de la música en las celebraciones religiosas, señalando que la tradición musical de toda la Iglesia constituye un patrimonio de inestimable valor que hay que cuidar.

“Por ello es necesario purificar el culto de estilos descuidados, de formas dejadas y de textos y músicas que no estén en consonancia con las grandeza del acto que se celebra”, afirmó el Papa, que precisó que la música destinada a los ritos sagrados debe tener como punto de referencia la santidad.

Añadió que no todas las formas musicales pueden ser consideradas aptas para las celebraciones litúrgicas y que éstas no se pueden convertir en un laboratorio de experimentación de nuevas composiciones introducidas sin una seria verificación.

Juan Pablo II manifestó que el gregoriano sigue siendo un canto propio de la liturgia romana y un elemento de unidad.

Agregó que Pío X y el Concilio Vaticano II reconocen también como “otros géneros de música sagrada” la polifonía y que por ello es necesario “evaluar con cuidado” los nuevos lenguajes musicales para expresar la inagotable riqueza del Misterio propuesto en la liturgia y favorecer la participación activa de los fieles en las celebraciones.

El Obispo de Roma se mostró a favor de la promoción de las scholae cantorum, sobre todo para las iglesias catedrales, y de coros y capillas musicales (schola cantorum), pero precisando que el aspecto musical de las celebraciones litúrgicas no puede ser abandonado a la improvisación ni a arbitrios personales, sino que tiene que respetar las normas litúrgicas.

Juan Pablo II no cierra las puertas, al contrario, a la música popular que tiene en cuenta las raíces de cada pueblo, pero también en ese punto advirtió que hay que evitar aquellas formas de “inculturación” (echar mano a elementos de las culturas indígenas para anunciar el mensaje de Cristo) de matriz elitista.

Hay que evitar -precisó- esas formas de “inculturación” que tal vez tienen un gran valor artístico, pero que son incomprensibles.

El Papa abogó por ese canto popular religioso en el que puedan escucharse las voces de los fieles.

“El canto popular constituye un vínculo de unidad y una expresión alegre de la comunidad que ora, promueve la proclamación de la única fe y dona a las grandes asambleas litúrgicas una incomparable y recogida solemnidad”, escribió Juan Pablo II.

El Sumo Pontífice precisó, no obstante, que una composición para iglesia será más sagrada cuanto más esté inspirada en la melodía gregoriana “y será menos digna del templo cuanto más se aparte de esa melodía.
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