EMOLTV

Falleció pianista cubano Rubén González

Al igual que otras estrellas del Buenavista Social Club, como Ibrahim Ferrer o Compay Segundo, fallecido también este año, González triunfó en el ocaso de su vida y alcanzó celebridad internacional.

08 de Diciembre de 2003 | 20:09 | Reuters
LA HABANA.- El virtuoso pianista cubano Rubén González, quien saltó a la fama con su entrañable interpretación en el Buena Vista Social Club, murió hoy lunes en su casa de La Habana, a los 84 años, informó su mujer.

"El venía enfermo hace meses, pero se había mantenido en la casa. Tenía problemas de artrosis, y se le fue complicando con los pulmones y los riñones", dijo su esposa, Eneida Lima.

Al igual que otras estrellas del Buenavista Social Club, como Ibrahim Ferrer o Compay Segundo, fallecido también este año, González triunfó en el ocaso de su vida, alcanzando celebridad internacional.

Desde su adolescencia comenzó a ejercitarse sobre el teclado de un modesto piano vertical en la casa familiar de su natal Santa Clara, donde se graduó de maestro para la enseñanza primaria.

El dotado estudiante pudo ser un pianista clásico, pero en cambio apostó por ser una de las figuras legendarias de la música popular cubana, cuya sonoridad en el piano creó y estableció varios estilos por más de medio siglo.

Convencido de que podía ser médico de día y músico de noche, González estudió cuatro cursos de medicina hasta que en 1941 se trasladó a La Habana para dedicarse por completo al piano.

Durante la década de 1940, tan rica en ritmos novedosos en la historia musical de Cuba, se conocía a Rubén González cuando, por entonces, integraba las mejores orquestas de la época, como La Paulina, Los Hermanos con Mongo Santamaria y la de Arsenio Rodríguez, entre otras.

Nutrido básicamente por el son, su música, recogida en joyas recientes como su álbum "Chanchullo", genera danzones, guarachas y chachachás con una gracia algo pasada de moda.

Con su impecable virtuosismo podía crear el más maravilloso y deslumbrante sonido, tanto en una canción de ritmos rápidos como en una suave y sensual balada.

Después de actuar en numerosos clubes nocturnos cubanos y latinoamericanos, González se unió a la notable orquesta del violinista cubano Enrique Jorrín, creador del cha cha chá, en los primeros años de la década de 1960, cuando la isla caribeña recién inauguraba el gobierno comunista del Presidente Fidel Castro.

En 1996, Rubén fue invitado por el músico cubano Juan de Marcos a salir del olvido en que había caído, y primero tocó en el conjunto Afro-Cuban All Stars, y luego participó en el Buena Vista Social Club de Cooder, que se popularizó en un álbum y en una película homónima.

Tras finalizar la grabación, Cooder proclamó que era "el más grande pianista que escuché en mi vida. Es un cruzamiento cubano entre Thelonius Monk y Félix el Gato".

Acompañado por algunos colegas de la All-Stars, en 1997, el septuagenario González grabó el primer disco bajo su nombre "A toda Cuba le gusta".

En los últimos años, González tuvo que cancelar sus presentaciones por una severa artritis en sus manos, que no le permitía dominar ya el teclado.

Su deterioro físico le obligó a cancelar todas las presentaciones y a desplazarse en un sillón de ruedas.

Su última aparición pública en Cuba fue en el 2002, durante un homenaje organizado en el Teatro Nacional de La Habana, en el cual recibió la más alta condecoración cultural de su país, la Orden Félix Varela, de manos de la diva del Buena Vista Social Club, su gran amiga Omara Portuondo.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?