El cantante, retratado en 1989.
MÚNICH.- El cantante de ópera alemán Hans Hotter, uno de los más famosos intérpretes del siglo, murió a las 94 años de edad en la más absoluta discreción. Hotter falleció el pasado sábado 6, según lo ha confirmado recién hoy su familia en Múnich, lo que garantizó que sus restos fueran sepultados sólo ante su círculo más íntimo.
El bajo barítono sobresalió en los más prominentes teatros de ópera en el mundo. Alcanzó fama mundial en roles wagnerianos como Hans Sachs de “Los maestros cantores de Nuremberg”, Wotan del ciclo de “El anillo de los Nibelungos” y en el papel protagónico de “El holandés errante”.
Wieland Wagner consiguió enrolar al cantante para la edición de 1952 del Festival de Bayreuth. Hotter siempre se negó a presentarse en él mientras estuvo administrado por Winifred Wagner, debido a las estrechas relaciones de ésta con los nazis.
Aficionados y críticos de todo el mundo siempre han tenido en la más alta estima su interpretaciones, caracterizadas por su hermoso color baritonal y gran potencia de bajo.
Hotter también destacó como intérprete de Lieder y su carrera activa como cantante terminó oficialmente en 1974. Nació el 19 de enero de 1909 in Offenbach am Main, en Hesse, pero se trasladó a Múnich en su niñez por lo que siempre se consideró a sí mismo un bávaro.
Tras terminar la secundaria, estudió primero filosofía en Múnich pero finalmente se decidió por la música, preparándose como organista, director de coros y, posteriormente, cantante. Cuando finalizaba su preparación académica conoció a los directores Eugen Jochum y Hans Schmidt-Isserstedt, quienes de inmediato reconocieron y promovieron su talento. Originalmente Hotter quería convertirse en director de orquesta, pero un encuentro con el mítico bajo ruso Fiodor Chaliapin (1873-1938) convenció al joven para dedicarse por completo a preparar su voz.
Su primeros roles los obtuvo en 1930 en la categoría vocal de Heldenbariton. A partir de 1937 estuvo fuertemente ligado a las temporadas de la Ópera Estatal de Baviera. El artista siempre destacó que lo más maravilloso que le ocurrió en la vida fue integrarse a esa compañía tras ser llamado por el maestro Hans Knappertsbusch (1888 – 1965).
Después del fin de su carrera solista, Hotter trabajó como maestro de canto y consejero. James Levine lo utilizó como ejemplo a seguir, cuando fue solicitado como consejero del Metropolitan de Nueva York en los ensayos de la producciones del “Anillo” wagneriano.
Por su destacada contribución al arte vocal alemán y su promoción del canto en las nuevas generaciones, Hotter fue distinguido con el premio Wilhelm Pitz en la edición de este año del Festival de Bayreuth.
A pesar de que faltaban pocos semanas para su cumpleaños 95, el artista conservaba intactas sus facultades intelectuales.
Su legado se conserva en múltiples grabaciones, las que por su excelencia nunca han dejado de reeditarse.