SANTIAGO.- Si todo salía según lo planificado, esta mañana Leonardo DiCaprio tendría que haber llegado a Cusco junto a su novia Gisele Bundchen —y sus respectivas madres— para conocer las ruinas de Machu Picchu.
La pareja dejó nuestro país después de casi una semana de paseos junto a una docena de familiares que llegaron como tales: bien apiñados y ¡todos en bus!
Fue uno de lujo el que los trajo directo desde Río das Piedras, Brasil, y que los trasladó a Viña del Mar y luego a Villarrica, donde ya hace un mes habían reservado en el también lujoso Hotel Park Lake.
Todo por una idea de la modelo menor, Gabriela Bundchen, quien vino a Chile en agosto pasado a lanzar el Cachantún Fashion.
Por eso arrendaron el bus con camas de lujo y todo tipo de comodidades para el grupo completo: Leo y su madre, Giselle, sus padres y cinco hermanas, más los pololos de cuatro de ellas.
Un grupo de 14 que no contabilizaba ni guardaespaldas ni dobles, puesto que los guardias que de pronto aparecían fueron puestos por la agencia de turismo aventura... Y el "doble" no era más que el pololo de otra hermana de Gisele.
La pareja alojó en la suite presidencial del hotel, en 170 metros cuadrados con cocina, bar, jacuzzi, dormitorio y walking closet, entre otras comodidades, que le costaron 800 dólares diarios.
Fue en el amplio comedor de la pieza donde la familia decidió pasar la Navidad, sentados en una mesa redonda hasta donde personal les llevó el mismo menú que tenían preparado en el restaurante Aguas Verdes.
Después del filete de atún le ofrecieron un sabroso medallón de avestruz, que sólo DiCaprio prefirió cambiar por un filete de res. Todos lo demás lo comieron sin ningún inconveniente.
"El fue sumamente amable. No hizo ningún requerimiento especial. Conversaba con todos, se hacía fotos, les enviaba autógrafos a los niños. Común y corriente. Y Gisele, muy agradable y natural. En realidad, todo el grupo era muy sencillo", recuerda alguien que compartió con la delegación.
La agenda incluyó para el martes pasado un rafting y un city tour a Pucón; el miércoles, una cabalgata en la mañana, un almuerzo campestre en el Fundo Huifquenco y un paseo a las cuevas volcánicas; y ayer, una visita a las Termas del Huife. Durante la estadía fueron de compras a Pucón y, cuando no salían del hotel, se dedicaron sólo a descansar o a tomar sol, como lo hacía Leo.
En la tarde la pareja tomó el vuelo a Santiago para hacer conexión con Lima, donde los esperaría un transporte privado para llevarlos a Cusco.