Continentales
Seis de los meses del año que termina, tuvieron a Los Tetas viviendo en el extranjero. En esta entrevista, el rapero Tea-Time entrega detalles sobre la generosa cosecha que significó para el grupo insertarse en la escena musical de México y California.
Marisol García C.
(26/12/2003)
Cualquier día Los Tetas se ganarán un Grammy y los chilenos no nos daremos por enterados. O casi. Para el cuarteto chileno de funk, el año 2003 fue tan ocupado y exitoso como alejado de los medios de prensa locales, guardándose casi en secreto la cosecha de dos giras por México, presentaciones en Perú, Venezuela y Ecuador, y la publicación de su disco
Tómala (2002) en Estados Unidos. Seis de los doce meses del 2003 Los Tetas los vivieron como inmigrantes. Pero no ha sido un sacrificio.
“No hemos contado mucho porque hemos estado poco en Chile”, explica Camilo Castaldi (Tea Time), rapero y scratcher del grupo desde sus inicios, a mediados de los años 90. “Igual ha sido raro llegar después de meses súper intensos, llenos de tocatas y actividades, y que nos pregunten ‘¿y… en qué están?’”.
Uno podría preguntarles a Los Tetas qué tan bien les ha ido en el extranjero. Pero basta con revisar la prensa mexicana y desayunarse con el título que la crítica les ha colgado a Tea Time, Cee Funk (guitarra), Toly (bajo) y Tata (batería y voz): “La mejor banda funk de Latinoamérica”.
-¿En serio?
-Sí. Afuera la gente nos quiere, y cada vez que salimos el trato es espectacular. Nos pasan a buscar al aeropuerto, nos llevan a tremendos hoteles, nos pagan bien. Algo que en Chile nunca nos pasó y quién sabe por qué. Tal vez en Chile hay una mentalidad tan pequeña que les impide tomarse la autoridad de decir que tienen algo bueno. Pero, bueno, igual uno nunca es profeta en su tierra. Parece que es la senda histórica marcada en este país, la de tener que salir a buscar afuera tu reconocimiento.
-¿Y crees tú que sean la mejor banda de Latinoamérica?
-Siento que el grupo está creciendo. Pero no podemos contentarnos con que nos digan que somos la mejor banda funk de Latinoamérica porque basta escuchar un tema de James Brown, para darte cuenta de cuánto nos falta. Pero yo creo que el grupo ha progresado porque cada uno ha asumido un rol. O sea, en un momento dijimos “¿quién hace mejor qué?” y vimos cómo potenciarnos. Cristián se ha potenciado mucho en lo musical y en la producción. Las bases que él hace tienen un nivel como para competir en Estados Unidos. Como bajista, el Toly es espectacular, lo contratan de otros lados. El Tata es un cantante de maravillas y toca bien la batería.
-Dar el paso al mercado estadounidense, ¿no fue arriesgado?
-Fue una gran prueba porque está todo muy desarrollado. Aunque sean grupos pequeños, allá actúan con un equipamiento como en las mejores producciones de acá. E imagínate toda la cultura de los gringos en torno a la música afroamericana.
-¿Y eso no los intimidaba?
-Le pones más cuidado, pero también te das cuenta de que allá, como en todas partes, hay gente muy buena y otra que es muy mala. Y, en ese contexto, a Los Tetas nos fue muy bien. Yo creo que para ellos es atractivo escuchar funk en español. Y son temas nuevos, originales, y con harta onda en el escenario.
Los viajes les han servido a Los Tetas para contactos llamativos. Por sucesivas visitas a Los Ángeles, California, el grupo se ha hecho cercano a parte del grupo Bone Thugs-N-Harmony, estrellas estadounidenses del estilo conocido como G-Funk, una de las más populares variaciones del rap. Además, por contacto de su sonidista, Camilo grabó hace poco un rapeo que podría ser incluido en el próximo disco de Paulina Rubio.
-Estuviste en el disco de Cerati también. Hay un cierto consenso en que eres el rapero chileno más apreciado por los buenos músicos del extranjero, actualmente.
-Yo creo que, aparte de haberme educado con Los Tetas en cuanto a presencia de escenario, está también mi trabajo con la voz. Mucha gente que rapea suena como si estuviera gritando. Yo siento que rapear es una forma de canto, y cuido la voz. Por otro lado, creo que lo más fuerte en mi trabajo son las letras. Una vez, Antonio Skármeta dijo que yo era el mejor poeta joven de Chile. Siempre estoy juntándome con poetas, escritores, mi mamá es profesora de Literatura. Y estoy siempre mostrando mis letras, revisando, leyendo mucho; súper interesado en elevar las letras cada vez más hasta que algún día, ojalá, yo esté rapeando algo del nivel de Baudelaire… me encantaría. Yo creo que el futuro del rap es tener a un Shakespeare rapeando. No es que yo quiera ser Shakespeare, por favor, pero creo que el rap tiene que tender a un nivel literario y artístico. Y eso es lo que me puede diferenciar a mí de los grandes raperos de Estados Unidos, como Snoop Doggy Dog, que son los tremendos showmen, la tremenda onda, las tremendas voces, pero cantan de las putas, de las pandillas, de las calles y la violencia. En España hay algunos grupos que tienen un poco mejor de textos, como Violadores Del Verso, pero tienen mucha autorreferencia.
-¿Cómo ha ido cambiando tu forma de rapear con los años?
-Cuando recién llegué a Chile, yo nunca me preocupé de rapear como chileno. Yo rapeaba como alemán en el primer disco. Desde entonces, siempre trato de rapear con un lenguaje que se entienda en toda Latinoamérica, inspirado en los escritores y en la poesía. O sea, tratando de profundizar dentro de los interiores de uno mismo, y bajar por esas sombrías escaleras a los lugares más desconocidos y extraer las letras más bacanes posibles. Si tú quieres escribir letras yo creo que es súper necesario leer los antecedentes históricos. La historia es para recogerla, está para mirarla y aprender. Pero, bueno, pareciera que el hombre no mirara atrás, porque por algo siguen habiendo guerras y un montón de cosas que se podrían evitar.
-¿Qué crees que les ha gustado a los mexicanos de Los Tetas?
-Algo tienen Los Tetas que va más allá de la moda. Algo tienen que hace que lleguen a los huesos de la gente. Además que la simpatía del grupo, como que la gente nos quiere. Y además que todos somos como gente humilde; más interesados en el arte del asunto que en todo lo que ve la gente desde afuera. En un mundo donde todo tiene una investidura falsa, como la televisión, yo creo que transmitimos algo verdadero.