EMOLTV

“Turandot” en la Plaza de Armas 29/12/2003

29 de Diciembre de 2003 | 13:28 |
“Turandot” en la Plaza de Armas

Gilberto Ponce 29/12/2003

Tal como lo plantea el programa, en un afán de acercar la cultura a las personas, la Municipalidad de Santiago, en conjunto con el Teatro Municipal han programado un serie de eventos, en los que se presentarán en la Plaza de Armas de Santiago, los conjuntos del Teatro: Coro, Orquesta y Ballet.

El año pasado, las presentaciones se hicieron en el Centro Cultural Estación Mapocho, que poseía una serie de bondades, tanto para el aspecto técnico, como para el público; entre otros, lograr una suficiente oscuridad, para así conseguir efectos de iluminación, como el permitir asimismo los sobretítulos en las óperas. La acústica también parecía más manejable y los asistentes quedaban razonablemente cómodos.

Qué ocurre ahora. La plaza ofrece un entorno muy hermoso, pero bastante incómodo para muchos espectadores, pues algunos quedan detrás de árboles, o de las pantallas gigantes, que incluso ofrecen una imagen muy deficiente; además, hay viento en muchos momentos. Por último, el frío que hace al caer la noche invita a muchos de los espectadores a abandonar el lugar antes del fin de la función. La cuestión acústica fue un problema casi permanente. En el primer acto, la orquesta apenas se escuchaba; en el segundo, se logró un equilibrio notable, que desapareció en el tercero, donde el más perjudicado fue José Azócar, en el famoso “Nessun dorma”, pues casi desapareció. Luego de la muerte de Liù se produjo un insoportable acoplamiento de micrófonos, que le restó toda la belleza que le había impreso María Luz Martínez.

No obstante lo anterior, no podemos dejar de señalar el éxito de público, que llegó desde varias horas antes para lograr una buena ubicación, y que antes de la función apoyó a los artistas, luego de que estos leyeran un declaración en contra de los despidos que están ocurriendo en el Teatro y que pondrían en duda el futuro artístico del mismo.

Debemos considerar que esta es una producción un tanto minimalista, lo que permite al teatro llevarla con cierta facilidad a diferentes lugares, lo que elimina, bastante de la escengrafía original, como también comparsas. Por consiguiente, la régie debe adecuarse a esta nueva situación, llevando la historia a algo creíble. Rodrigo Navarrete solucionó en forma muy eficaz los innumerables escollos de la puesta, incluso con la ubicación del coro a la manera griega. El vestuario es el conocido de Aníbal Lápiz, que perdió algo de su brillo, por la inadecuada iluminación: había franjas de oscuridad.

Caroline Whisnant es una estupenda intérprete, posee una voz de gran caudal y el papel de la malvada Turandot lo resuelve con una interesante evolución, desde la fría e implacable mujer, hasta la sorprendida por el amor, del que decía haber abominado.

José Azocar, en el rol que le ha deparado tantos éxitos, no defraudó, a pesar del constante enemigo que fue para él la amplificación. A pesar de lo incómodo que se le veía, superó con maestría las dificultades.

María Luz Martínez, corroboró su debut de la temporada pasada. Es una gran cantante, con una bella voz, afinación impecable y conmovedora actuación.
Homero Pérez (Timur) se afianza como un gran talento en todo sentido.
Los Ministros, a cargo de Patricio Sabaté, Leonardo Pohl y José Castro, fueron el contraste adecuado a la tragedia, con hermosas voces y una actuación convincente.

El resto de los comprimarios, desempeñaron sus roles con profesionalismo. (Gabriel Sierra, Emperador; Ricardo Seguel, Mandarín; Osvaldo Verdugo, Príncipe Persa, y las Doncellas Paula Rodríguez y Berta Soto)

El coro (Jorge Klastornick, dir.) cumple un papel fundamental en esta ópera y, como es ya una costumbre, cantó espléndidamente

José Luis Domínguez tuvo la misión de guiar esta difícil obra, por sobre todas las dificultades que se presentaron durante la función, demostrando su talento, y comunicación con cada uno de los participantes en ella y consiguiendo un hermoso sonido de la orquesta.

Una vez más, los conjuntos del teatro han demostrado su calidad y profesionalismo, al dar lo mejor de cada uno, incluso, en los difíciles momentos por los que están pasando.

Debido a la hora de inicio de la función, donde el sol todavía alumbraba durante el primer acto, se perdieron todos los efectos de iluminación y los sobretítulos, fundamentales para muchas personas que van por primera vez a una ópera y que estaban demostrando gran interés.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?